San Claudio se vuelca con Gerardo Candanedo: "Estoy muy emocionado. Esto es algo muy grande"
Más de 170 personas asisten al homenaje al presidente de la asociación de la tercera edad

Arriba, asistentes al homenaje, celebrado en Villamanín (León). A la izquierda, Gerardo Candanedo, durante el acto. | LNE
Es un hombre "sensato, educado, atento y servicial", por lo tanto "una buena persona". Los vecinos de San Claudio se refieren así a Florentino Gerardo Candanedo, el que fuera presidente de la asociación de la tercera edad del pueblo hasta el pasado mes de septiembre, una persona que, con su trabajo desinteresado y su carisma, se ha ganado el respeto y el cariño de todos los suyos. El afecto hacia Gerardo Candanedo, que fue trabajador de LA NUEVA ESPAÑA durante 42 años, quedó patente este sábado durante el homenaje que le dedicaron los vecinos de San Claudio, un acto cargado de emotividad que quedará grabado para siempre en su corazón. "Estoy muy emocionado. Esto es algo muy grande", asegura Candanedo con la voz temblorosa.
Hasta cuatro autobuses, con unas 170 personas, partieron de la localidad ovetense hasta un restaurante de Villamanín (León) para acompañar al protagonista y tomar parte en el homenaje. "El motivo de organizar esta comida es para agradecerle a Gerardo los doce años que lleva trabajando en favor de los asociados. Reconocer su labor al frente de la asociación significa reconocer también la importancia del esfuerzo, del trabajo altruista y del tiempo que ha dedicado al servicio de las personas de la tercera edad", explican los organizadores del evento. "Gerardo, en su gestión como presidente, promovió que los viajes culturales y turísticos se realizasen con una frecuencia mensual y también fue el principal impulsor en la realización de todas las actividades que anualmente llevó a cabo la asociación", añaden.

Gerardo Candanedo. / LNE
Durante el acto, antes de que Gerardo Candanedo recibiese una placa conmemorativa y un reloj como recuerdo del homenaje, se leyó una glosa del protagonista. "Gerardo nació en el barrio de La Argañosa, siendo el séptimo de los ocho hijos que tuvieron sus padres". A los 14 años comenzó a trabajar en LA NUEVA ESPAÑA "como chico de los recados", pero gracias a su trabajo y a una beca, realizó dos cursos en la Institución Sindical Virgen de La Paloma de Madrid que le sirvieron para convertirse en tipógrafo con la especialidad de linotipista, un oficio ya desaparecido en los diarios que le sirvió para trabajar en los talleres de este diario hasta los 56 años, momento en el que se jubiló.
Gerardo está viudo de su siempre querida María Luisa Fernández Álvarez, natural de San Claudio, con la que tuvo tres hijos: Mayli, Cruz Cecilia y Gerardo. Ahora tiene además tres nietos, que son su debilidad. Todos ellos, juntos como una gran familia, lo acompañaron el sábado. "Son el aliciente de mi vida y ahora que ya no soy presidente de la asociación tendré más tiempo para ellos", promete el homenajeado.
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