¿Cómo se vivió en Oviedo el apagón?: "Intenté meter el café dos veces en el microondas, pero seguía frío”

La jornada del lunes, con todo el país sin luz, dio lugar a numerosas anécdotas

¿Cómo vivieron el apagón en Oviedo?

JESÚS AMELIBIA BAIZÁN / XIANA CELA / ANELÍN V. G.

JESÚS AMELIBIA BAIZÁN / XIANA CELA / ANELÍN V. G.

Tras ocho horas sin conexión a internet, comercios cerrados, hogares sin luz y mucha incertidumbre, los ciudadanos de Oviedo enfrentan el primer día tras el apagón con sentimientos encontrados. Parecía que con la recuperación de los servicios eléctricos habría una vuelta a la normalidad, pero no: las comunicaciones telefónicas siguen interrumpidas en algunas zonas, la conectividad a la red se mantiene en un vaivén constante y los datáfonos siguen sin funcionar correctamente.

Aunque parezca que la vida siga su transcurso normal, todos recuerdan, casi de forma anecdótica, lo vivido el día ayer: "intenté meter el café dos veces en el microondas", "un sándwich de queso al mediodía y otro a la noche" son algunas de las declaraciones de cómo afrontaron la jornada de ayer los vecinos de la capital asturiana.

"Mucha gente, mucho barullo, pero lo llevamos bien" es la impresión que se lleva el camarero Rober Barbir, que afirma haber salido del paso con los medios de los que disponían: "libretita y poco más", señalaba además un gran incremento en las ventas de bebidas frías y pinchos. En cambio, mientras la hostelería conseguía mantenerse a flote, la mayoría de comercios, paralizados, llegaron a verse obligados a cerrar antes de lo habitual: "funcionamiento cero, ninguno” explicaba Beatriz, trabajadora de una frutería que aseguraba que sin báscula ni caja registradora era imposible operar. Los únicos supervivientes fueron los mercados que disponían de generadores energéticos.

"Estábamos desconcertados" afirmaba Juan Carlos Jhonson, un turista al que pilló esta situación de vacaciones; "nos enteramos en Cudillero así por encima (refiriéndose al apagón), vinimos rápido a aquí (Oviedo) porque teníamos el hotel reservado". Relataba su incertidumbre vivida el día de ayer al alojarse en un apartamento cuyos accesos funcionaba de forma electrónica: no sabía si se iba a "tener que quedar en la habitación". Se mostraba contento pues, pese al "caótico" incidente, había podido disfrutar de su estancia en Oviedo.

José Figueras, recién llegado a Oviedo por motivos laborales, contaba como el apagón había afectado al tren en que viajaba siendo el único tren de la línea en quedarse parado en una estación, en la de Tarragona. Su viaje se vio seriamente retrasado, pero aseguró no haber tenido mayor incidente que la pérdida de tiempo. Al preguntarle por el panorama vivido en las estaciones aseguró haberse encontrado con “mucha gente” de la que se “ha hecho amigo” y se mostraba “asombrado” por “la calma y la unión” con que los demás viajeros habían afrontado el suceso. Anecdóticamente relató el rescate de unos pasajeros que se vieron encerrados en un túnel y cómo los Mossos d’Esquadra junto a los bomberos habían conseguido trasladarles a la estación de Tarragona, donde, además, les proveyeron de comida y agua.

La búsqueda de cajeros automáticos en funcionamiento ha sido una de las actividades más recurrentes en la mañana de hoy; “bajé a por dinero y como yo, medio barrio” explicaba Mariluz al quejarse de que solo algunos cajeros se encontraban habilitados durante la mañana. Destacó también las manifestaciones de vecinos en frente de empresas telefónicas debido a los continuos fallos en los servicios de conexión que se seguían sufriendo. Pese a esto afirmó haber llevado con calma la situación y no faltó tiempo para contar situaciones que, con perspectiva, le causaban alguna risa: “intenté meter el café dos veces en el microondas, pero seguía frío”.  

Las universidades retomaron su actividad ordinaria y podían oírse las impresiones de los estudiantes que paseaban, mochila al hombro, por los campus universitarios. Carolina Fernández afirmaba que durante las primeras horas del apagón se había “vuelto un poco loca pensando que haría” y qué podría comer, como la mayoría de ovetenses. Para sobrellevar la situación decidió buscar el sol en un parque donde disfrutar de un buen libro. Coincidía con Alejandra Álvarez en que “lo más agobiante era no saber cuánto iba a durary no saber nada de sus familiares. La aportación de estas dos estudiantes dejó una reflexión que sintetizaba que aunque todos tuvieran “un momento de apocalipsis, no es normal usar el teléfono durante cinco horas al día: hay veces que estamos tan conectados a las redes que no vemos que hay un mundo más allá, en el que podemos salir, socializar… y no hace falta llamar a alguien para poder encontrarte con él”.

Tracking Pixel Contents