Cien años de Casa Fermín, la primera estrella Michelin que hubo en Asturias

"La gente quiere comer bien y sentirse cómoda, adecuadamente tratada", resume la familia Martínez-Gil para explicar el éxito del restaurante ovetense

El secreto de un siglo de Casa Fermín: buena cocina y excelente servicio

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Mario Canteli

Mariola Riera

Mariola Riera

Oviedo

María Jesús Gil se emociona cuando LA NUEVA ESPAÑA le invita a echar la vista atrás e imaginar qué dirían sus abuelos, Fermín García y Ana Martínez, si pudieran ver que su nieta sigue al frente, como jefa de sala, de Casa Fermín, heredero del bar, fonda –y en su origen tienda mixta– que ellos mismos abrieron en el Fontán en 1924. "A mi abuelo no lo conocí, pero ella, mi abuela, estaría tan ancha, tan orgullosa si pudiera verlo...", describe Gil con emoción.

A Fermín y Ana les siguieron su hija Ana –"Anitina"– y su marido, Luis Gil Lus, a quien se debe el gran giro que pegó Casa Fermín hasta convertirse en el restaurante de alta cocina que es hoy en día. A estos les relevaron su hija, la propia María Jesús Gil, y el marido de ésta, el cocinero riojano de Alfaro Luis Alberto Martínez, quienes se conocieron en la Escuela de Hostelería de Madrid. Aún en activo y con ganas de seguir, la pareja ya está también en pleno traspaso "de poderes" a la cuarta generación, sus hijos Ana (repostera) y Guillermo, y la mujer de éste, Laura Velasco, ambos cocineros.

¿Y la quinta generación viene en camino? "Es un poco pronto para decir nada", ríe Luis Alberto Martínez. "La nieta tiene 6 años, es aún pequeñita, ya se verá. No hay prisa. Pero es cierto que somos muy afortunados porque hasta ahora las cosas han salido bien, de forma natural para seguir adelante".

Arriba, Paulino García, Ana Martínez, Fermín García y Ana García Martínez, en el Cristo; sobre estas líneas, entrada a Casa Fermín en la actualidad; a la izquierda, Ana García Martínez, «Anitina»; debajo, entrada al restaurante y merendero, en el Cristo. | CASA FERMÍN

Paulino García, Ana Martínez, Fermín García y Ana García Martínez, en el Cristo. / CASA FERMÍN

Así las cosas, en Casa Fermín se preparan para celebrar el centenario de un negocio referente no solo en Asturias, sino en toda España. Cien años no se cumplen todos los días y son muchas cosas las que han pasado en ese periodo de tiempo. Si las paredes del restaurante hablaran, habría para escribir un libro. Porque por sus salones han pasado políticos, empresarios, artistas... "Me consta que sí, que aquí se ha hablado mucho. Pero no hemos oído nada ni queremos. Eso se queda en las paredes"·, zanja Martínez.

Por resumir un siglo: cuatro generaciones de la misma familia al frente; cuatro ubicaciones distintas, todas en la capital asturiana, del Fontán al Cristo –donde fue un popular y reputado merendero con vistas al Aramo– pasando antes un corto periodo de tiempo por el Campo de Maniobras hasta instalarse en 1983 en la calle San Francisco, su sede actual; hitos como ser los primeros en España en organizar jornadas gastronómicas o en lograr la primera estrella Michelin para la cocina asturiana en 1974.

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Entrada a Casa Fermín en la actualidad / CASA FERMÍN

Todo siempre con gran éxito, gracias al aval de la clientela, del propio sector de la restauración y de la siempre exigente crítica gastronómica. La efeméride fue en 2024, "pero resultó ser un año muy complicado, no encontramos tiempo. Oviedo fue Capital de la Gastronomía y hubo mucho trabajo, así que decidimos pasarlo a éste", explica Luis Alberto Martínez. Será una celebración por partes.

El próximo 18 de junio presentarán el centenario en el restaurante, con presencia de autoridades, medios de comunicación... Y en otoño quieren organizar unas jornadas gastronómicas con los platos que han marcado la historia de Casa Fermín. "Estamos investigando, fijándonos en la época del Cristo, cuando era un merendero y había recetas populares. Los callos, la fabada...", describe Martínez. "Luego está la época de los 70, cuando mi suegro, como gestor, pues no cocinaba, llevó a cabo la auténtica revolución y dio un vuelco al negocio. Cambió, por decirlo de alguna manera, el concepto, la filosofía de Casa Fermín, supo innovar y ver por dónde debía ir la restauración".

Y luego se incorporó el propio Martínez, fruto de una "carambola perfecta", coinciden en describir tanto él como su mujer. María Jesús Gil resume: "Mi padre veía que mis hermanos no querían seguir y me animó a mí. Me envió a prepararme a Madrid, donde fui la única mujer en la escuela, de aquella es que eran todos hombres. Así conocí a Luis Alberto. Acabamos de estudiar, él se vino, se puso a cocinar y hasta hoy".

Otra "carambola", podría decirse, ha pasado con sus hijos, una repostera y el otro cocinero, también con mujer cocinera, y los tres con acomodo en Casa Fermín. Guillermo Martínez suma 15 años entre fogones con su padre. "Poco puedo decir yo, que llevo escaso tiempo en todo un siglo que ha cumplido la casa", señala. Cree que el éxito del restaurante, como también apuntan sus padres, se debe al "esfuerzo constante" y, además, a saber cuidar a la clientela, "viendo lo que quieren y dándoselo". En su objetivo está "seguir en la misma línea" y atraer nuevos clientes: "Yo lo tengo todo hecho, el marketing ya está, Casa Fermín es una referencia y me toca mantener eso".

No es poco. El cocinero asegura, no obstante, que no siente el peso de tanta responsabilidad: "De momento no, mientras tenga al lado a mi padre...". Y su padre sonríe por ese guiño de confianza.

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Entrada al restaurante y merendero, en el Cristo. / CASA FERMÍN

No todo ha sido un camino de rosas para la familia Martínez-Gil. Luis Alberto Martínez es consciente de que el Casa Fermín que de hoy en día es fruto de "tres generaciones anteriores que se sacrificaron enormemente y se dedicaron a esto por entero, cuidaron la materia primera, la atención... Seguir adelante es cuestión de mantener los pies en el suelo, adaptar la cocina a los nuevos tiempos sin olvidar lo clásico. Yo creo que no existe vanguardia e innovación sin una base de tradición", abunda el cocinero.

Y añade: "Y ello sin olvidar mimar al cliente, que es lo principal. Nos llega mucha gente por prescripción de otra. La cocina es básica, pero también el servicio que damos". Y ahí tiene mucho que decir María Jesús Gil, quien da la razón a su marido. "La gente viene a comer, y quiere hacerlo en un sitio agradable, sentirse cómodo y que le traten bien. Eso es fundamental", apunta la jefa de sala.

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Ana García Martínez, "Anitina". / CASA FERMÍN

No hay pues otro secreto para celebrar 100 años en activo que el equilibrio perfecto entre cocina y sala, entre comida rica y servicio impecable, el mismo que saben mantener Luis Alberto Martínez y María Jesús Gil. Un equilibro que aprendieron de Luis Gil y Anitina García, y estos de Fermín García y Ana Martínez. Y un equilibro que ahora inculcan a Ana y Guillermo Martínez y Laura Velasco.

La cuestión importante es, recalcan ambos, "que el cliente se sienta como en casa".

Como en Casa Fermín.

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