Una arrebatadora "Marina" desata la euforia en el teatro Campoamor

Sabina Puértolas, Antonio Gandía y David Menéndez fueron un trío en estado de gracia, aupados por el montaje de Lluch y el buen trabajo de la Ofil con Óliver Díaz

Vista general del cuadro inicial de «Marina», con Sabina Puértolas en el centro. | IRMA COLLÍN

Vista general del cuadro inicial de «Marina», con Sabina Puértolas en el centro. | IRMA COLLÍN

Chus Neira

Chus Neira

Oviedo

"Marina", la inmortal ópera de Emilio Arrieta, pasó ayer por el teatro Campoamor de Oviedo con el ímpetu de una tormenta y la euforia de quien regresa calado pero feliz al recibir los primeros rayos de sol al escampar. En la primera función de este nuevo montaje de Bárbara Lluch, estrenado a finales del año pasado en el teatro de la Zarzuela, todo funcionó a la perfección, y el público lo celebró desde el primer momento con ovaciones, bravos y un evidente gozo ante las interpretaciones de un elenco en estado de gracia, en especial el trío de voces protagonistas formado por una dinamitera Sabina Puértolas, un apabullante Antonio Gandía y un inspiradísimo David Menéndez, en los papeles de Marina, Jorge y Roque, respectivamente.

En la despedida de la temporada de Teatro Lírico Nacional que organiza la Fundación Municipal de Cultura en colaboración con LA NUEVA ESPAÑA, también jugó un papel muy destacado la orquesta Oviedo Filarmonía, dirigida con muchísima atención a las complejidades de la partitura de Arrieta y sus dinámicas por el maestro Óliver Díaz.

La versión de Lluch es una "Marina" bastante fiel al canon de la ópera pero que engrandece todo lo que tiene la composición con pocos pero muy acertados recursos, al tiempo que se recrea con gusto y lujo en determinadas cuestiones estéticas que ayudan a aportar más luz, comicidad y brío al conjunto.

El público, ayer, antes del inicio de la función.   | JER OSPINA

El público, ayer, antes del inicio de la función. | JER OSPINA

Las estructuras de un muelle de madera, reconvertidas en el interior del astillero en el segundo acto, permiten disponer dos planos en escena, jugar con el arriba y abajo y añadir profundidad de campo. Las proyecciones de Pedro Chamizo –unas nubes que pasan, un mar a cámara lenta, un sol que declina– cubriendo todo el fondo del escenario y enmarcadas por espejos a ambos lados redondean y potencian el cuadro donde se desarrolla la acción. El vestuario de Clara Peluffo redondea, con gusto y acierto, la paleta sorollesca que domina toda la función y los movimientos escénicos de Mercè Grané realzan la partitura con sus largas puestas en "pause" de todo el elenco y su forma de reanudar el movimiento con el inicio de las romanzas o las arias.

Todo este lujo escénico no hizo más que apoyar y realzar un reparto que cantó muy bien y que encontró el favor del público desde el primer momento. Si no en la primera aria, Sabina Puértolas ya logró el primer aplauso en la segunda, y así seguiría hasta el "tour de force" vocal final que cierra "Marina". Su interpretación de una adolescente jovial, algo ligera, inocente en el más literal de los sentido pero llena de vida, fue un chute de entusiasmo, la prueba fehaciente de lo que un día antes había comentado a este periódico, que cuando se sube a un escenario vuelve a convertirse en una chica de quince años.

El tenor Antonio Gandía se impuso en el papel de Jorge con una gran presencia, potencia y precisión que también recibió de inmediato el aplauso del respetable.

Mención especial tuvo el barítono asturiano David Menéndez como Roque. Además de aportar una asturianada en el cuadro de la borrachera, los matices histriónicos de su personaje, la gracia con la que lo defendió e, igualmente, su potente huella escénica lo convirtieron en uno de los más aplaudidos.

No desmereció el trabajo del bajo Luis López Navarro en el papel de Pascual, pero el magnífico juego que establecieron sobre el escenario las voces de Puértolas, Gandía y Menéndez eclipsó casi todo, con momentos especialmente brillantes en escenas compartidas por los tres en el último acto de la obra.

Esta "Marina" arrebatadora vuelve a representarse en el teatro Campoamor mañana, sábado, a las 19.00 horas.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents