Treinta kilómetros de caminata al día para explorar el subsuelo de La Vega en busca de restos arqueológicos

Los ingenieros inician un mes de pasadas continuas con el georradar por dos hectáreas de terreno de la fábrica de armas

Los trabajos con el georradar iniciados ayer.    | LNE

Los trabajos con el georradar iniciados ayer. | LNE

Oviedo

Una especie de cortacésped con una antena empezó este jueves a recorrer una superficie de más de 24.500 metros cuadrados en búsqueda de vestigios arqueológicos en el subsuelo de La Vega. Técnicos de la Ingeniería Hito 1 emprendieron un mes de trabajos con un georradar, un utensilio utilizado para detectar restos arqueológicos a través de la emisión de ondas magnéticas. Daniel Marcos Diego, ingeniero encargado de los trabajos estima que tendrá que caminar entre 30 y 40 kilómetros al día para extraer radagramas (una especie de radiografías de lo que hay debajo del suelo) que el equipo arqueológico utilizará posteriormente para decidir dónde se realizan catas para comprobar si hay algún vestigio histórico de especial interés en el recinto de la antigua fábrica de armas.

Los terrenos objeto del estudio fueron desbrozados hace algunos días. El fin de esta limpieza vegetal era abrir paso al dispositivo de 40 kilos de peso que en cada pasada capta una franja de subsuelo de unos 40 centímetros de ancho. Esto hace necesario dar innumerables pasadas, tanto a lo largo como a lo ancho de las superficies estudiadas. "La última vez que hice un trabajo similar, fue en Jaén y perdí diez kilos en apenas una semana", declara el ingeniero.

La velocidad de los trabajos varía dependiendo de distintos factores. El aparato no puede utilizarse en los días de lluvia y su avance resulta mucho más lento en las áreas de pradera que en los viales asfaltados. Será en estos últimos en los que los técnicos tirarán de creatividad para conseguir acortar plazos. "Donde sea posible utilizaremos un patinete, pues el georradar capta los radagramas hasta a una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora", detallan desde la ingeniería.

Pese a estas soluciones, el trabajo se prevé ingente en las próximas semanas. Las dos hectáreas de terreno seleccionadas fueron consensuadas entre el Ayuntamiento y la consejería de Cultura del Principado y fueron supervisadas por arqueólogos expertos. El georradar permitirá detectar la naturaleza de los materiales enterrados bajo La Vega, valiéndose de la velocidad registrada por las ondas al atravesar los mismos.  Por ejemplo, si se detectan materiales dispuestos con forma de figuras geométricas esos terrenos podrían ser objetivo prioritario para realizar catas.

Zona crítica

De las áreas que se examinarán, la más próxima a Santullano será la más crítica, en tanto que el informe previo del grupo Arqueos aporta los testimonios documentales en los que se identifica el palacio de Alfonso II a una distancia de un estadio (185 metros) del templo prerrománico.

Los trabajos arqueológicos previos, indispensables para averiguar o descartar si es necesario realizar algún tipo de excavación, contarán con la participación de Esperanza Martín, la arqueóloga responsable de las excavaciones del yacimiento romano llanerense de Lucus Asturum. Se trata de una experta que tiene ya una larga trayectoria en la excavación de yacimientos de la Antigüedad en Asturias. Participó, entre otros, en la excavación del castro de Taramundi y en las campañas de La Carisa. Ella será quien, una vez obtenidos los radagramas determinará las áreas a excavar.

Si los trabajos concluyen sin grandes hallazgos, Ayuntamiento, Defensa y Principado tendrían vía libre para abordar el plan especial con el que se desarrollaría el convenio firmado entre las tres administraciones para hacer de la factoría cerrada desde 2012, un espacio con usos empresariales, culturales y residenciales.

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