Beethoven brilla en sus conciertos para piano en manos de la OSPA

La orquesta, bajo la dirección del solista Javier Perianes, regaló el jueves en Oviedo una ejecución exquisita, cálida y pulcra, y hoy repite con las obras nº1 y nº5

La OSPA, el jueves, en el Auditorio Príncipe.  | JER OSPINA

La OSPA, el jueves, en el Auditorio Príncipe. | JER OSPINA

Pablo Laspra

Pablo Laspra

Oviedo

Esta semana la OSPA desarrolla un programa centrado en los conciertos para piano de Beethoven. Es muy loable que en tan corto periodo de tiempo haya montado con éxito un programa con cinco conciertos –tres interpretados el pasado jueves y otros dos, el nº1 y el nº5, que tendrán lugar esta misma tarde a las 20.00 horas en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, con entradas a 15 y 13 euros–. Si bien no son obras extremadamente complejas en su ejecución, tienen una extensión suficiente como para resultar un buen broche monográfico de fin de temporada.

En esta ocasión la OSPA, en cuyo programa colabora LA NUEVA ESPAÑA, fue dirigida por el también solista Javier Perianes ante una baja de última hora del maestro titular Nuno Coello. Peiranes, desde el banco del piano, también ejecutó una conducción con un carácter eminentemente efectivo y mesurado, nada ostentoso sino más bien tremendamente funcional, que logró una excelente ejecución por parte de los músicos, cuyos unísonos y caídas a tempo eran tan exactos que proyectaban un sentido de unidad musical muy bien trabajada.

Las tres piezas escuchadas el pasado jueves representan etapas muy diferentes de la vida personal y profesional del maestro Beethoven, aportando unas perspectivas musicales de su desarrollo que marcan claramente su línea evolutiva como gran innovador de su época.

Si bien normalmente son sus sinfonías las que acaparan la mayor atención por su grandiosidad épica, estas pequeñas joyas con carácter concertante nos sirven de guía fundamental para trascender al alma del artista, tanto como intérprete como compositor. No debemos olvidar que el propio Beethoven era, antes que nada un excelente y virtuoso pianista, refiriéndonos por supuesto a la cronología, ya que es imposible (y necio) separar el alma compositiva de la interpretativa.

Siendo el concierto nº2 el primero que escribió –unos diez años antes del nº1, según varios estudios– sirvió como tarjeta de visita en los grandes salones de Viena donde buscaba hacerse un hueco como pianista formidable. La herencia de sus antecesores Haydn y sobre todo Mozart se dibuja a lo largo de la obra: estructura pulcra, orquestación transparente y bien ejecutada, y con una línea melódica que fluye con gracia con variadas reminiscencias al genio de Salzburgo.

El diálogo entre orquesta y piano es sobre todo cortés, muy equilibrado, y con una estructura de forma sonata en el primer movimiento excepcional. La OSPA logró con facilidad esa ejecución pulida, con confianza y brío, y con unos súbitos acentos ("sforzandi") muy bien ejecutados al unísono, que ya trasladan las claras intenciones estilísticas disruptivas del compositor hacia las normas más tradicionales del clasicismo. El virtuosismo al piano del maestro Perianes no deja lugar a duda de su amplia trayectoria: unos pianísimos íntimos y delicados que trasladaban el Beethoven más romántico y profundo en su estilo, al tiempo que vertiginosas escalas arriba y abajo por el piano con excepcional ejecución tanto en intensidad como en dinámicas, nos hicieron ver que las sutilezas interpretativas pueden describir de forma efectiva los más bellos paisajes musicales. La ternura con la que acariciaba el piano en estas escenas más delicadas, haciéndolo una extensión de su yo más íntimo, nos trasladó una ejecución de un Beethoven trascendental.

La incorporación de mayor instrumentación en los conciertos 3º y 4º dio una firmeza y vigorosidad que puso de manifiesto el cambio evolutivo personal del compositor, hacia una mayor oscuridad temática en los temas triunfales y elegíacos. Concretamente, en el 3º la orquesta ya no expone de forma tan amable para que el piano responda, sino que se impone de forma marcial, siendo el piano no ya un invitado sino un protagonista que recoge el guante temático de la orquesta, llevándolo con su desarrollo a un nuevo nivel de intensidad. En el 4º la orquesta y piano vuelven, aún con su fuerza temática, a una relación mas lírica y delicada: de hecho es la primera vez en la historia que una pieza de concierto se inicia con el instrumento solista tocando sin el acompañamiento de la orquesta, de forma dolce y suave, como claro indicativo de esa relación inusualmente estrecha entre solista y orquesta, cuya tónica será ese diálogo profundo y conmovedor donde el virtuosismo –que lo habrá– no es ya una exhibición de poder, sino una herramienta para la expresión poética, repleta ahora si de brillantes escalas y trinos.

La OSPA vuelve a estar en este fin de temporada a la altura de las mejores ejecuciones, y acompañada del maestro Perianes, demuestra una vez más que un buen trabajo previo y una excelente sinergia entre solista y músicos dan como resultado un programa que tiene mucho más que analizar que la simple escucha de su ejecución, que por otro lado resultó excelente.

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