El arte llora a Elías G. Benavides, el gran referente del diseño y la abstracción lírica

El pintor leonés, afincado en Oviedo desde 1963, falleció ayer de forma repentina en el Lido de Venecia, ciudad en la que residía parte del año

Elías G. Benavides, fotografiado en su domicilio de Oviedo el año pasado.  | IRMA COLLÍN

Elías G. Benavides, fotografiado en su domicilio de Oviedo el año pasado. | IRMA COLLÍN

Chus Neira

Chus Neira

Oviedo

En el Lido veneciano, a orillas del mar cuya luz y temblor tantas veces inmortalizó en sus lienzos, el pintor Elías G. Benavides encontró la muerte este miércoles por la mañana de forma inesperada. Su fallecimiento deja huérfano al arte contemporáneo asturiano de uno de sus grandes referentes, máximo exponente de la corriente informalista, y también al mundo del diseño, donde desarrolló una labor muy relevante en los años setenta y ochenta.

Nacido en León hace 87 años, Elías García Benavides vivió siempre con la pulsión de la pintura bullendo en su interior, desde los años infantiles en que guardaba a toda velocidad los bocetos en el momento en que la madre entraba en la habitación para recriminarle que en vez de estudiar estaba pintando. Esas mismas tensiones y contradicciones le llevaron a rechazar una beca que obtuvo con 15 años con destino a la Academia de San Fernando para diplomarse como técnico agrícola. Su trabajo en la diputación leonesa, en cambio, no prosperó. Con un empleo en una agencia de publicidad por las tardes, no dudó en apuntarse a una oferta que había salido en Oviedo en la firma Brun, donde pagaban más. Fue en 1963 cuando llegó a la capital del Principado, recién casado con Ascensión Fuentes (Choni). La llegada a la región fue providencial, ya que en aquella agencia encontró a José Santamarina, con el que acabaría fundando, más tarde, en 1969, Elías & Santamarina, una firma que revolucionó el mundo del diseño gráfico en la región, aportando modernidad, nuevos lenguajes y una visión inédita hasta entonces. En esa materia, entre miles de trabajos, estuvo muy involucrado en la maquetación e ilustración de los "Cuadernos del Norte" de Juan Cueto.

Peor antes de dar todos esos pasos, Elías G. Benavides ya había participado en dos exposiciones colectivas en 1969, una en Belgrado ("Grabados sobre el Quijote") y otra en el Colegio de Arquitectos de Barcelona. Y en 1972 realizó su primera individual, en la galería Tassili, en Oviedo.

Elías G. Benavides llegó al expresionismo abstracto europeo (informalismo) por el "cansancio", según confesaba, que le producía el extremo ejercicio figurativo de su labor como diseñador gráfico. "Pinto aquello que honestamente creo que debo pintar", decía. Elogiado por el Cervantes Antonio Gamoneda por "la sabia disposición de sus cromatismos", los lienzos de Elías Benavides se han caracterizado siempre por su gran poder de evocación, una abstracción muy poética, metáforas vitales que se plasman en un uso muy personal del pigmento aplicado al lienzo, con una voluntad de trabajo meticuloso sobre la materia, llena de grietas, incisiones, huellas.

En la evolución de su pintura, ha señalado el crítico de arte Santiago Martínez, ha influido mucho su vínculo desde los años ochenta con la ciudad de Venecia, donde pasaba varios meses al año y donde también exponía con regularidad. "Sus obras, sin perder su intensidad y presencia física características", ha escrito Martínez, "se han tornado más fluidas y han roto sus fronteras matéricas y cromáticas. Lo telúrico, también significativo en este autor, encuentra su equilibrio en lo atmosférico y en una especial presencia de reflejos y efectos especulares provocados por el agua". A propósito de su series dedicadas a Venecia, el crítico Rubén Suárez describió estos lienzos como "imágenes que nos conmueven, que llevan en su materia el mensaje que presagia el nacimiento de un paisaje que está a punto de sernos revelado".

Entre otros reconocimientos, Elías G. Benavides obtuvo el primer premio en el Certamen Nacional de Pintura de Luarca en 1975. En 2019 LA NUEVA ESPAÑA le concedió su "Asturiano del mes", coincidiendo con la extraordinaria exposición que realizó en ese momento el museo Evaristo Valle. En 1977 participó en las actividades del Consejo Internacional de Asociaciones de Diseño Gráfico (Icograda) en Inglaterra y en 1998 fue invitado a intervenir en la Bienal de Xilografía Contemporánea organizada por el Museo de Xilografía en Castello del Pío, Carpi (Italia). Por aquella época participó por primera vez en Segno Gráfico (Venecia) certamen del que se hizo habitual. De 1990 a 1992 fue artista visitante en la Scuola Internazionale di Grafica de Venecia y desde 1992 impartió allí todos los veranos un curso monográfico sobre "El arte en el libro".

Su fallecimiento causó ayer un impacto muy profundo en el mundo del arte, donde cultivó muchas amistades. El empresario y coleccionista Miguel Orejas, muy afectado, recordó a la "buena persona y gran artista", amigo suyo desde 1972. El que fue su socio, José Santamarina, muy afectado por la noticia, recordó cómo se dieron cuenta, haciendo juntos publicidad, de su sintonía. "Compartíamos una visión común de lo que debería ser el diseño. Hacíamos cosas que a la gente les parecían un poco raras, muy novedosas". El escritor Eduardo Méndez Riestra pierde, dijo, "un hermano mayor". "Era un señor plácido, un gran observador, que le gustaba ver pasar la vida, pero sobre todo era una buenísima persona". El pintor José Pantaleón alabó el carácter "pertinaz" en el oficio de Benavides. "Creía en lo que hacía, en cómo tenía que hacerlo, y se dedicaba a ello".

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