Donde hoy hay un gimnasio, a finales de los 60 estaba el cine Palladium de Oviedo: Severino González fue su operador jefe y estos son todos sus recuerdos
"Era cuando no había palomitas en los cines, que tenían cafetería o un ambigú, donde se podía comprar y tomar algo", comenta el veterano operador de proyección

Jimena Aller
Severino González trabajó en el cine Palladium desde su inauguración, "el 18 de abril de 1968" hasta principios de los años 80, cuando fue a trabajar como operador jefe en la cabina de proyección a los cines Hollywood que la misma cadena tenía en Gijón. Pero el cine de Pumarín dejó una huella indeleble en la carrera profesional que este ovetense arrancó casi de niño, a los catorce años, en el cine Principado. "Era cuando no había palomitas en los cines, que tenían cafetería o un ambigú, donde se podía comprar y tomar algo", comenta el veterano operador de proyección ante el gimnasio de la calle Aureliano San Román donde medio siglo atrás funcionó el Palladium, el particular "Cinema Paradiso" de Severino González.
"El Palladium era un cine con mucho tirón, con aquello de que era una sala de arte y ensayo y eran películas sin censurar. Tenía un aforo de 500 butacas muy cómodas, porque había una separación entre filas de la que no disponía ningún otro cine y además contaba con un desnivel para que la pantalla se pudiera ver perfectamente", detalla Severino González, que a sus 82 años conserva una memoria excelente sobre el que fue uno de los cines de culto de Oviedo en el paso de los últimos años del franquismo a los primeros de la democracia.

El cine Palladium. / LNE
El primer cine de arte y ensayo de Oviedo se estrenó con una película de Roman Polanski, "Repulsión", recuerda el operador jefe de proyección. "El precio de la localidad era de 50 pesetas (30 céntimos de euro), que ya eran pesetas de aquella", comenta Severino González. "A esa película siguieron otras, como ‘Mamma Roma’; ‘La caída de los dioses’; ‘Portero de noche’; ‘Lolita’; ‘Castillos en la arena’; ‘La soledad del corredor de fondo’; ‘La gran bouffe’; ‘Cowboy de medianoche’; ‘Dursu Uzala’ y un sinfín de películas de especial interés para los buenos cinéfilos, que seguro recordarán", recita de carrerilla.
Severino González también recuerda el destrozo que hacía en la moqueta del Palladium "el barro con el que entraban en sus zapatos muchos espectadores porque la calle Aureliano San Román estuvo mucho tiempo levantada, para arreglar, y eso que mucha gente pasaba por tablones colocados para evitar los charcos". De todas las películas que se pasaron en la pantalla del Palladium, el operador jefe de proyección guarda especial recuerdo de tres: "Hubo una que estuvo en cartel cinco meses, "La Naranja Mecánica", de Kubrik, pero la de más éxito fue el "Último Tango en París" que aquí en España se tardó más tiempo en proyectar debido a la censura, por lo que muchos españoles fueron a verla a Perpignan. Pero cuando se estrenó en Oviedo fue todo un boom, vino mucha gente".

El operador jefe, con María Schneider, la protagonista de «El último tango en París», una de las películas que fueron un boom en el cine de Pumarín. / LNE
Con el paso de los años, Severino González, tuvo su particular anécdota a cuenta de esta película, protagonizada por Marlon Brando y la actriz francesa María Schneider, con la famosa escena de la mantequilla de por medio, impensable hoy en día y que en aquellos lejanos años setenta ni siquiera estaba en el guion.
"Tuve ocasión de conocer a María Schneider cuando vino al Festival Internacional de Cine de Gijón, una actriz encantadora. Me dijo que para redimirse tendría que haber aceptado el papel de Jesucristo Superstar", comenta el operador de proyección.
Otro de los títulos que quedaron grabados a sangre y… desmayos en más de un asiduo al cine Palladium fue el de "Helga, el milagro de la vida". Relata Severino González que aquella película-documental de educación sexual desató una revolución en plena dictadura. "Se veía un parto al natural, tal cual. Teníamos enfermeras profesionales, del Hospital, en la entrada del patio de butacas y la gente cuando entraba se lo tomaba a cachondeo, pero luego cuando salía la escena del parto muchos se desmayaban, la mayoría hombres. Había que sacarlos fuera para atenderlos. Yo cada vez que se acercaba la escena salía de la cabina de proyección y oye, no fallaba, raro era que no se desmayase alguno", afirma el operador jefe, que en los años del Palladium conoció a profesionales del séptimo arte que ya por entonces elegían Asturias para grabar sus películas.

El cartel de «Repulsión», la primera película que exhibió el único cine de arte y ensayo que hubo en Oviedo. / LNE
"El director Gonzalo Suárez y su equipo de rodaje venían al cine al final de la sesión de la noche a probar los copiones del rodaje del día, que hacían por Asturias, de películas como ‘Al diablo con amor’, ‘Morbo’, que interpretaba Ana Belén, ‘La Regenta’, entre otras y de ‘La Regenta’ se rodaron muchas escenas en Caces". En ese repaso, Severino González también menciona el rodaje del documental "Asturias, esa desconocida”, dirigida por José Ignacio Gracia Noriega, "que también visionó los copiones de ese rodaje en el Palladium". Una de las experiencias que recuerda el operador jefe de proyección fue la de las primeras películas en relieve que se proyectaron en Asturias. "Para ver los efectos había que poner unas gafas especiales, pero aquel sistema fracasó a nivel mundial por el inconveniente de que el ojo humano era incapaz de ver esas imágenes tridimensionales sin esas gafas"

Severino González, en el vestíbulo del Palladium, junto a las organizadoras de un desfile de moda celebrado en el cine. / LNE
Estrecha colaboración
El Palladium está ligado a uno de los nombres propios de la cultura en Asturias y en España. "El escritor Juan Cueto era de las personas que más sabían de cine y colaboró estrechamente con Enrique García. Eran además de grandes cinéfilos, los ideólogos de poner en marcha sesiones maratón, que empezaban a las de 10 de la noche, cuando acababa la programación habitual y se prolongaban hasta las doce de la mañana siguiente", describe Severino González. "Juan Cueto me dijo un día que él y yo teníamos el récord de horas seguidas de proyección en Europa. Y no hay que olvidar que entraba a las cinco de la tarde para las sesiones normales, pero podíamos con lo que nos echaran. Yo, de aquella, tenía 25 años, mi equipo también y se pagaban bien las horas extra·", bromea el operador, que recuerda a sus compañeros de plantilla de la época, los que abrieron el cine Palladium. "Era un equipo muy eficiente, en la puerta estaba Óscar, con levita, siempre impecable y amable; de acomodadores trabajaban Samuel y Rogelio, todos ya fallecidos, unos grandes profesionales. Yo en 1980 me fui para Gijón y el personal que quedó aquí se pasó a las cuatro salas de los Minicines, en Nueve de Mayo, junto a las Salesas".
No todo fue cine en el Palladium. "También hubo pases de moda, organizados por la Cámara de Comercio, con el desfile de las modelos por el pasillo central, y conciertos como el del trío Los Panchos, con éxito de público total, o de Víctor Luque. Manolo Ponteo y Diamantina también fueron allí a hacer grabaciones", afirma Severino González. "Esta es la verdadera historia del Palladium, un cine por donde venía la Policía porque había mucha juventud de la Universidad y eran tiempos de mucho movimiento universitario en toda España".
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