Vintage del bueno en Oviedo, el bar que mantiene intacto su diseño después de medio siglo: "No toqué nada en cincuenta años", dice el fundador
El chigre de Nacho Prada, donde aún trabaja de vez en cuando la esposa del primer dueño, mantiene invariable su diseño desde hace medio siglo

Flor González, en uno de los rincones del bodegón Don Vinazo. | J. A. A.
Pasear por la calle Buenaventura Paredes y cruzar el umbral del bodegón Don Vinazo debe ser lo más parecido a hacer un viaje en el tiempo. "El bar está casi como hace treinta, cuarenta, cincuenta años. No toqué nada", asegura Nacho Prada, que se hizo cargo del peculiar local cuando su anterior titular, el hostelero Luis Suárez Mon, decidió traspasarlo por una repentina enfermedad, de la que acabó falleciendo, en 2019. "Era el mejor paisano tras la barra", aseguraban en Pumarín tras su pérdida. Su viuda, Flor González, todavía trabaja unas horas a la semana en un bodegón de los que ya no quedan ni en Pumarín ni en Oviedo, con su vino del Bierzo, y sus porrones. "Hacíamos lacones de 5 kilos cada lunes y no llegaban a la semana", comenta Flor González.
Nacho Prada, que tiene otro chigre de los que atesoran carácter propio en San Lázaro, El Chuchi, apostó por mantener la esencia y decorado original de Don Vinazo, una filosofía que ya había seguido Luis Suárez Mon a principios de los años noventa del siglo XX con el chigre que había puesto en marcha José Jenaro tres décadas antes, cuando Pumarín vivía su primera explosión demográfica. El Pumarín de los años sesenta y setenta era un barrio pródigo en bares y tabernas, donde chatos de vino y sidras rivalizaban entre la clientela, en su mayoría padres de familia donde el ascensor social funcionó.
El Don Vinazo conserva entre sus paredes mobiliario rescatado de la subasta del Hotel Oviedo en la calle Covadonga y muchas fotos de fútbol, todas del Oviedo, de los años heroicos de la posguerra, cuando uno de los chavales del barrio despuntaba con los azules, Toni Cuervo. Un álbum al que Luis Suárez Mon, también oviedista confeso, añadió el color de la alineación que logró el ascenso a Primera División en la temporada 1987-88.
En este bodegón, de los que ya no quedan, puede verse, por ejemplo, una foto del emblemático Carbayón ovetense, distintas imágenes del antiguo Carlos Tartiere y alguna que otra del Tarangu, José Manuel Fuente, el ciclista de que desató pasiones en la afición española por el descaro con el que subía las cimas y rampas más duras de la Vuelta, Giro y Tour. Vintage del bueno.
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