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Versos con flores para Ángel González, así fue el emotivo encuentro en el cementerio ovetense del Salvador

Poetas, docentes, estudiantes y admiradores del "coloso" de las letras honran su figura

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Oviedo

La poesía cobró vida ayer en el cementerio ovetense del Salvador para honrar la memoria de un "coloso" de las letras: Ángel González. El centenario del nacimiento del poeta asturiano reunió alrededor de su tumba –necesitada de urgentes cuidados para aliviar su estado precario– a escritores, docentes y admiradores que rindieron tributo de la mejor forma posible: con versos como flores, con flores como versos. Color y calor para una lápida muy necesitada de ello, y que la asociación "Sophvm" de filólogos –con su presidente Miguel Alarcos Martínez y sus vicepresidentas Patricia Suárez y Emma Cienfuegos al frente– convirtió en una cita emotiva con palabras mayores que resisten el fuego del tiempo.

En un rincón donde Ángel González reposa a poca distancia de Clarín y Emilio Alarcos, bajo un sol otoñal bien recibido y cobijados por un verso del poeta que da algo de luz a la tumba ("Este amor ya sin mí te amará siempre"), las voces enhebraron con poemas propios o de González un encuentro al que asistieron representantes de asociaciones culturales como "Alternativas" o "Tribuna Ciudadana", y dos estudiantes de bachillerato del Instituto Alfonso II de Oviedo (María y Julia) en compañía de la jefa de estudios, Bibiana Álvarez Blanco, nuevas y buenas lectoras del maestro asturiano. Abrió juego literario Miguel Alarcos con un poema personal que servía como petición al Ayuntamiento para que dignificara la tumba de González. Lo necesita.

Luego llegaron las lecturas de Patricia Suárez, Pelayo Fueyo, Ramsés Fernández, Carmen Nuevo, Ernesto Colsa, Miguel Ángel Caballero, José Ramón Tejón,Carlos Iglesias, Sara Bárcena, Inés Illán ("esta flor y mi aliento para dar calor a tus cenizas"), José Antonio Méndez, Virginia Gil Torrijos, Manolo Abad, Alfonso Suarón, Alicia Pertierra, Alberto Cueva Lobelle... Y, en la distancia autores que enviaron poemas grabados a los organizadores, como Luis Alberto de Cuenca, Carlos Alcorta, Miguel Rojo, Nieves Viesca, Miguel Ángel Gómez, Daniel Rodero, José Luis Piquero o Lauren García.

Y, al final, Josefina Martínez, catedrática emérita y directora de la Cátedra Emilio Alarcos Llorach, llegó al escenario "fuera de concurso" en la condición de gran amiga de González. Llamó la atención sobre un gesto del azar en "el último tren a la eternidad". Y es que son vecinos en esa estación imaginaria "tres colosos" como González, Clarín y Alarcos, "cuyas mejores páginas" las escribió sobre esos dos autores. Josefina Martínez tuvo un recuerdo para la viuda del poeta, Susana Rivera, a la que mandó un beso.

El encuentro tuvo un epílogo musical: Miguel Alarcos compuso un himno conmemorativo para el centenario, que llenó de acordes melancólicos un rincón donde parecía resonar la voz profunda e inconfundible del poeta: "Aquí paz y después gloria".

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