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Un dúo extraordinario "made in" el Colegio Loyola Escolapios

"Es fundamental establecer una rutina que te permita convalidar el estudio con el descanso, aprovechando el tiempo al máximo", comentan, reflexionando sobre la clave de su éxito

Mateo Mullor, Jesús Heriberto Fernández y Miguel Pérez en las escaleras de la entrada del Colegio Loyola PP Escolapios.

Mateo Mullor, Jesús Heriberto Fernández y Miguel Pérez en las escaleras de la entrada del Colegio Loyola PP Escolapios. / Luisma Murias

Pelayo Méndez

Oviedo

La Prueba de Acceso a la Universidad es el horizonte que se les marca a los alumnos de bachillerato; el rendimiento en esta batería de exámenes es fundamental para poder estudiar la carrera que desean. Miguel Pérez y Mateo Mullor son dos antiguos alumnos del Colegio Loyola PP Escolapios que afrontaron esta prueba hace unos meses, cada uno de una rama diferente, pero con coincidencia en la dedicación al estudio y la excelencia de los resultados obtenidos.

Los dos estudiaron en el colegio ovetense y entraron entre los seis primeros premios extraordinarios de bachillerato del curso pasado en todo el Principado de Asturias. Su excelente rendimiento académico les permitió elegir carrera libremente. Miguel Pérez, que además sacó la nota máxima en la prueba de acceso, estudia Ingeniería Electrónica en la Universidad de La Laboral y Mateo Mullor se quedó en Oviedo cursando el primer año de Historia.

"Es fundamental establecer una rutina que te permita convalidar el estudio con el descanso, aprovechando el tiempo al máximo", aseguró Pérez, reflexionando sobre las claves del éxito obtenido. Por su parte, Mullor le da mucha importancia al "trabajo del día a día" para "evitar que se te olviden los conceptos que se dan en clase". Cada uno tiene su método y los resultados certifican su eficacia, aunque tienen claro que "el problema principal de estudiar es que da pereza".

Los nervios no marcaron la experiencia de ninguno de los dos, pero tampoco tenían la sensación de haberlo bordado. Reconocen que el momento más tenso fue cuando llegaron los resultados, que curiosamente fue el mismo día de las pruebas de los premios extraordinarios; coinciden en que es una sensación de "shock" que viene seguida de un sentimiento de satisfacción que premia el esfuerzo previo.

Aunque muchos piensen que dedicaron todo su tiempo a estudiar, también aprovechan el tiempo libre para disfrutar de sus aficiones. Miguel confiesa pasar tiempo jugando a videojuegos y Mateo, influenciado por su fascinación por todo lo relacionado con la historia, dedica horas a la lectura de ensayos o novelas relacionados con esta temática. No obstante, "cuando tiene mucho tiempo", traduce textos del latín como pasatiempo.

En el Colegio Loyola PP Escolapios están profundamente orgullosos por este reconocimiento. "Apostamos por un modelo de educación integral; evidentemente, los conceptos son muy importantes, pero nunca nos olvidamos de los valores. Estos dos chicos son un gran ejemplo de esta idea; además de tener un rendimiento académico fuera de lo normal, son buenas personas", apuntó Jesús Heriberto Fernández, más conocido entre sus compañeros como "Caco", director del centro.

Tanto Miguel como Mateo están contentos con el primer contacto con el sistema universitario, aunque no esconden la incertidumbre que les generan los primeros exámenes. Mateo tiene muy claro que quiere dedicarse a la docencia, en secundaria o primaria; no duda cuando se le pregunta. Miguel muestra más dudas, pero quiere tener robots en su entorno de trabajo. Todavía tienen un largo camino por delante, pero, como el director de su antiguo colegio dice, "la base es fundamental y demostraron tenerla completamente asumida".

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