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Tres meses para dar un lavado de cara a la histórica fuente de Foncalada: así serán las obras

El Principado confía en la empresa Construcciones Martínez Monasterio para restaurar una de las pocas construcciones civiles prerrománicas conservadas

La fuente de Foncalada.

La fuente de Foncalada. / Miki López

La fuente de Foncalada es una de las pocas construcciones civiles prerrománicas que han llegado hasta nuestros días. Se trata de un hito de la arquitectura medieval europea y de la ingeniería de la época que fue mandada construir por el rey Alfonso III el Magno en el siglo IX. Tal es su importancia que en 1931 fue declarada Monumento Nacional. Ya en 1998 recibió el distintivo de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Sin embargo, la estructura presenta «daños en las fábricas pétreas y morteros exteriores» que constituyen los muros de la estructura. «Si no se ataja esta creciente degradación, supondría un menoscabo para la integridad de este pequeño edículo altomedieval de nave única».

El catálogo urbanístico permite intervenciones de conservación, reparación, restauración, reconstrucción y rehabilitación parcial. Por eso, la consejería de Cultura, liderada por Vanessa Gutiérrez, emprenderá a lo largo de tres meses obras de conservación y restauración de este importante monumento. Para ella, puso en marcha a mediados de septiembre una licitación de 84.269,17 euros –impuestos incluidos– para acometer las mejoras.

Cuatro empresas se interesaron por el proceso y la mesa de contratación se ha decantado por Construcción Martínez Monasterio para acometer los trabajos tras presentar una oferta de 68.370 euros a los que hay que sumar el IVA. Ahora, se ha de continuar con el proceso administrativo. Esta propuesta tendrá que ser aprobada por el Ejecutivo de Adrián Barbón antes de adjudicar el contrato. A continuación, se formalizará el acuerdo que dará paso al inicio de los trabajos.

La fuente está formada de diferentes materiales como arenisca amarilla, gris y roja; caliza de grano fino, de grano grueso y cristalina y morteros. A lo largo de toda su historia, ha sido sometida a diferentes intervenciones que permiten que la fuente esté estable a nivel cultural, aunque presenta dos alteraciones profundas y graves que, de no atajarse, pondría «en peligro su estabilidad mecánica». Se trata de «la intensa colonización biológica» y «la pérdida de material constituyente, tanto material pétreo como morteros» , según aparece reflejado en la documentación elaborada por Román Villasana Gutiérrez.

El mayor problema que presenta la fuente es su continua exposición a una intensa humedad, derivada de su situación deprimida respecto al entorno, con escasa ventilación e insolación e incrementada por un basamento muy poco permeable. Todos estos factores originan el crecimiento de diferentes hierbas y la precipitación de carbonatos en piedra y mortero, e incluso pérdida de material constitutivo.

Otra de las alteraciones es que tiene costras negras causadas por la acumulación de productos contaminantes y suciedad combinados con agua. Además, presenta desgastes originados por la propia funcionalidad del bien, como el que se aprecia en la zona central de la base del edículo, por donde discurría el agua así como modificaciones y daños en la estructura por el propio devenir histórico de la misma

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