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Daniel Guzmán, director de "La Deuda": "No quiero que mis películas se conviertan en panfletos"

El popular cineasta madrileño lamenta que "la tradición de ir al cine se está perdiendo" y confiesa que le encantaría trabajar con Javier Bardem en un futuro

Daniel Guzmán, director de "La Deuda"

Daniel Guzmán, director de "La Deuda" / Mario Canteli / LNE

Pelayo Méndez

Oviedo

Daniel Guzmán (Madrid, 1973) saltó a la fama interpretando a Roberto, uno de los personajes más queridos de la popular serie "Aquí no hay quien viva"; posteriormente, dio inicio a una destacada carrera como director. El próximo lunes 27 de octubre estará presente en los Cines Embajadores Foncalada de Oviedo para presentar su última película "La Deuda". El prestigioso artista madrileño hizo un hueco en su apretada agenda para atender a LA NUEVA ESPAÑA.

-¿La idea de "La Deuda" deriva de la situación de la vivienda en España?

-La película cuenta la historia de una anciana y un hombre de mediana edad que se enfrentan a una situación de desahucio. Nunca hago películas pensando en un tema concreto, es cierto que hay una clara implicación con el problema de la vivienda, pero, por ejemplo, también se tratan las relaciones con nuestros mayores. Siempre intento contar historias que puedan calar en el público, no busco generar polémicas ni nada parecido. Tengo la sensación de que salen a flote este tipo de temas porque están muy apegados a la realidad de nuestro día a día y, cuando te pones a crear, es normal que aparezcan estas problemáticas en tu imaginario.

-¿Qué desafíos enfrenta un actor cuando decide dar el paso a la dirección?

-Era una inquietud personal que tenía desde que empecé a formarme como actor. Siempre me interesó narrar historias y elegir la forma en la que se cuentan. Es un desafío, no te lo voy a negar, pero hay varias asignaturas en la etapa formativa que son claves para dar este salto. Una de las cosas más importantes es comprender el papel que juega cada actor dentro de la obra que quieres componer. Mis experiencias previas fueron fundamentales en este sentido.

-"Aquí no hay quien viva" marcó su carrera, ¿se hace de menos a los actores que destacan en este tipo de series?

-Se habla mucho de esto, pero, en mi caso particular, no lo noté en ningún momento. Quizás algunos sectores de la crítica o del público puedan ser un poco reticentes al principio. No obstante, me sentí apoyado desde mi primer cortometraje, costó mucho sacarlo adelante por el apartado económico, pero nunca experimenté la sensación de que se me hiciese de menos por mi pasado.

-Ya que menciona la crítica, ¿cómo lidia con las opiniones, ya sean positivas o negativas, hacia sus trabajos?

-Siempre trato de relativizarlo todo y darle mucha naturalidad. Al fin y al cabo, es la opinión que tiene una persona sobre un trabajo en concreto. Respeto mucho a los grandes críticos de cine, creo que son personas muy capacitadas para diseccionar una película y realizar un análisis profundo. No obstante, cuando entiendo que una opinión no se corresponde con un análisis del contenido o está fuera de lugar, no le presto mucha atención. Narro historias para la gente, siempre le doy mucha más importancia a la opinión del público. Estoy muy contento porque "La Deuda" está recibiendo muy buenas críticas, parece que está funcionando el boca a boca y los comentarios que comparten las personas que la han visto por redes sociales.

-¿Qué es lo mejor y lo peor de haber sido Roberto?

-Sin ningún tipo de duda, lo mejor fue todo lo que me aportó la experiencia de participar en esta serie. Conocí a grandes compañeros, compartimos muchos momentos de risas y nos lo pasamos muy bien haciendo cada capítulo. Además, el éxito de "Aquí no hay quien viva" nos dio un nivel de exposición ante el público que nunca hubiésemos imaginado antes. Sí es verdad que hubo épocas en las que era duro ir a trabajar porque el margen de tiempo para grabar cada episodio era muy pequeño respecto al día en el que se iba a emitir. Aunque parezca paradójico, lo peor también te diría que fue la exposición a la que te somete. Cuando vas por la calle, todo el mundo te conoce y eso me privó de poder observar una gran cantidad de cosas que me hubiese gustado disfrutar desde otro plano.

-Plataformas como Netflix o HBO han cambiado la forma de consumir el contenido, ¿cómo lo vive usted desde el punto de vista de la creación?

-Es una buena alternativa para llegar a la gente. Cuando decides hacer una película, el objetivo prioritario es que la historia que quieres contar llegue al mayor número de personas posibles, estas plataformas permiten darle una segunda vida a los trabajos más allá del cine. Hay proyectos en los que trabajas más de un año y que no tienen éxito en las salas porque su estreno coincide con épocas de calor o porque hay una cartelera cargada de novedades esa semana. Nunca dirigí un trabajo que fuese directo a estas aplicaciones, siempre trabajo pensando en las características de la gran pantalla, pero, lamentablemente, la tradición de ir al cine se está perdiendo. En definitiva, son una segunda ventana muy útil.

-¿Con qué actor o actriz le gustaría trabajar y aún no ha podido?

-Me encantaría poder trabajar en un futuro con Javier Bardem.

-¿Tiene límite la crítica social en la gran pantalla?

-No, pero mi objetivo no es que mis películas se conviertan en panfletos. Siempre intento contar una historia que me parece interesante para el público, evidentemente, dentro de cada relato hay una serie de temas a tratar que pueden tener implicaciones sociales. No hay que forzar este tipo de cosas, se tiene que dar una serie de herramientas a la gente y, a partir de ahí, si surge un debate en la sociedad, todavía mejor. Por ejemplo, "La Deuda" ha desatado diferentes debates sobre la situación de la vivienda, pero el objetivo con el que hice la película no era ese. Es algo secundario.

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