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Los Conciertos del Auditorio se estrenan con un elenco mayúsculo

Un cuarteto de solistas infunde aliento al dramático "Stabat Mater" de Rossini y se gana al público en la inauguración del ciclo patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA

El primero de los Conciertos del Auditorio, durante su interpretación del «Stabat Mater» de Rossini.   | JUAN PLAZA

El primero de los Conciertos del Auditorio, durante su interpretación del «Stabat Mater» de Rossini. | JUAN PLAZA

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

Oviedo

Los Conciertos del Auditorio inauguraron una nueva edición con un recital marcado por la música rossiniana. Durante hora y media, los melómanos ovetenses disfrutaron de una notable velada, en la que confluyeron dos de las formaciones asturianas más emblemáticas de la región: Oviedo Filarmonía (OFIL) y el coro luanquín "El León de Oro". Junto a ellos, un cuarteto de altos vuelos formado por la soprano Berna Perles, la mezzo Gaëlle Arquez, el tenor José Simerilla y el bajo Rubén Amoretti: un elenco mayúsculo para afrontar el "Stabat Mater" de Rossini.

La cita, organizada por la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo en colaboración con LA NUEVA ESPAÑA, sirvió como aperitivo la "Sinfonía en re mayor" de Ramón Carnicer, contemporáneo del "Cisne de Pésaro". Oviedo Filarmonía, bajo la dirección de su titular, Lucas Macías, lució una sonoridad bastante redondeada y dio rienda suelta a unos metales bien timbrados. Tras esa primera piedra de toque, llegó el plato principal, con un patio de butacas –con una gran entrada– expectante ante la teatralidad de los diez números del "Stabat Mater".

Gaëlle Arquez fue la solista más destacada, exhibiendo una voz poderosa, cubierta y redondeada, que empastó a las mil maravillas con el resto del cuarteto. Berna Perles imprimió una notable expresividad a cada una de sus intervenciones y lució unas coloraturas ejecutadas con precisión en su aria "Inflammatus et accensus", repleta de carácter. Amoretti templó su voz, compacta y con cierto vibrato, durante su aria "Eia, Mater fons amoris", que tuvo que interrumpir por la indisposición de un espectador. Afortunadamente, todo pareció quedar en un susto y el concierto se reanudó. José Simerilla estuvo falto de elegancia vocal, con una emisión imprecisa que pasaría factura en el cuarteto final.

"El León de Oro" mantuvo el nivel acostumbrado, con voces equilibradas y un color muy atractivo, plasmando acertadamente la retórica musical de la obra. La OFIL tocó a buen nivel, con una cuerda homogénea y unas convincentes maderas de sonido cálido n

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