Crimen de La Corredoria: el trágico final del "Viejo Leo" con una puñalada en el corazón, la detención del enfermo mental al que cuidaba y 400 euros desaparecidos

El fallecido, un ecuatoriano de 67 años que trabajaba como interno en el piso del arrestado, fue apuñalado en el corazón: "Estamos destrozados", dice su familia

En el recuadro, la víctima, Leónidas Laborde Escobar

F. Vallina / A. Domínguez

Tragedia en La Corredoria. Un vecino del barrio con problemas mentales permanece detenido como principal sospechoso de la muerte de su cuidador, Leónidas Laborde Escobar, un ecuatoriano de 67 años que trabajaba como interno en su domicilio y que apareció muerto, con una puñalada en el corazón, en la cocina de la vivienda, un tercer piso del número 17 de la calle Fuente la Braña. La Policía Nacional continúa trabajando para esclarecer unos hechos a los que nadie encuentra explicación. "No podemos creerlo. Nunca habían tenido ningún problema. Era como si fuese su padre porque era el encargado de darle la medicación, de limpiar la casa, de hacerle la compra... Estamos destrozados", sollozaba ayer una de las hijas del fallecido en el tanatorio de Los Arenales. El arrestado, conocido en el barrio como "Oscarín", tiene unos 48 años.

El momento de la muerte de Leónidas Laborde aún está por determinar y pudo ser horas antes de encontrar su cadáver. Lo que sí está probado es que fue el propio detenido el que avisó a sus vecinos de que estaba tendido en la cocina de la casa y les pidió que le ayudasen. Eso fue el pasado viernes alrededor de las diez de la mañana. "Llamó a la puerta bastante alterado y nos dijo que le ayudásemos a levantarlo porque no podía. Cuando entramos vimos que estaba muerto y avisamos a emergencias", asegura un hombre que vive en el mismo rellano. Los médicos vieron enseguida que el fallecido había sido apuñalado y se activó de inmediato el protocolo correspondiente.

Según confirmaron fuentes de la familia de Leónidas Laborde, el arrestado les dijo a los investigadores de la Policía Nacional que él se había ido a dormir a las once de la noche del jueves y que su cuidador estaba en perfecto estado. El detenido les explicó que lo encontró tendido boca abajo en el suelo de la cocina cuando se levantó al día siguiente y que fue entonces cuando dio la voz de alarma. Argumentó que él pensaba que había sufrido "un desmayo", pero lo cierto es que el cuidador tenía un golpe a la altura del mentón –un visible hematoma– y una herida de arma blanca a la altura del corazón que resultó ser mortal. No había sangre alrededor del cuerpo y tampoco apareció el cuchillo con el que supuestamente fue apuñalado.

La vivienda en la que ocurrió el suceso, precintada por la Policía Nacional.

La vivienda en la que ocurrió el suceso, precintada por la Policía Nacional. / F. V.

La Policía Científica seguía ayer recabando pruebas en el piso y haciendo preguntas por el barrio. "Vinieron a hablar conmigo y por eso sé que están buscando el cuchillo", explica Juan Antonio Molina, el propietario de un bar del que es cliente el detenido. "Tiene sus problemas, pero no es para nada violento. No nos lo podemos creer. Estamos todos en shock", afirma.

Leónidas Laborde, según explica su familia, llevaba trabajando «alrededor de cinco» años en el domicilio del hombre que ahora está acusado de haberle matado. Primero cuidaba también de sus padres. «La mujer –la madre del arrestado– lleva mucho tiempo en una residencia y el padre falleció hará unos dos años. Desde entonces vivían solos los dos», señalan los seres queridos del fallecido. «Todo era perfecto, de verdad. Nunca nos dijo que hubiese habido ningún episodio violento, ni mucho menos», añaden. Los vecinos del portal en el que ocurrieron los hechos también confirman que la relación del arrestado con su cuidador era buena. «Jamás escuchamos ruidos ni peleas. Él –por el detenido– es un hombre que tiene problemas que todos conocemos, pero nunca se mete con nadie», señala otro de los residentes en el número 17 de la calle Fuente la Braña.

Según pudo saber este diario, la Policía Nacional también investiga otro detalle «importante». El día anterior a que apareciese el cuerpo sin vida de Leónidas Laborde, el hombre había sacado del cajero automático «unos 400 euros» para hacer la compra del mes, algo de lo que se encargaba siempre. Esa retirada de efectivo consta en los registros del banco, pero el dinero, según aseguran las fuentes consultadas, no estaba en la casa el viernes y tampoco entre las pertenencias del fallecido. La hipótesis de un posible robo y la implicación de una tercera o terceras personas sigue sobre la mesa y aún no ha sido descartada, pero no es la que más fuerza tiene para los investigadores.

Desolación

La familia del fallecido estaba ayer destrozada en el tanatorio de Los Arenales. «Era un hombre muy bueno. Todo el mundo lo quería y era el mejor padre del mundo», repetía la hija del cuidador, que en su entorno era conocido como «Viejo Leo» de foma cariñosa. «Somos una familia muy amplia y él era como el patriarca, la persona a la que todos respetábamos. Todos seguíamos sus consejos porque se preocupaba por todos nosotros», añade la familia, que quiere que los hechos no queden impunes y que la investigación aclare todo lo ocurrido. «Necesitamos saber exactamente lo que ocurrió. Se nos ha ido una persona muy querida y tenemos que saberlo», sostienen.

El barrio de La Corredoria seguía ayer consternado. Nadie puede creerse que el arrestado, «un hombre que no pesa más de cincuenta kilos», sea el principal sospechoso de la muerte de una persona «mucho más corpulenta». Pero no sólo por eso, todos los vecinos consultados por este diario coinciden a la hora de señalar que el detenido no responde, ni mucho menos, al perfil de un asesino. «Nunca ha dado ningún tipo de problema. Lo conozco desde hace por lo menos treinta años y jamás lo he visto meterse en un lío. No me lo puede creer», sostiene uno de ellos. n

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