Culmen de una esperada restauración: La Cabornia presume de hórreos

El Ayuntamiento cumple su promesa de rehabilitar las construcciones tradicionales del parque de la estación de La Corredoria y da respuesta a una reivindicación vecinal que se remonta a más de un lustro

El hórreo rehabilitado por Miguel Ángel Arenales.

El hórreo rehabilitado por Miguel Ángel Arenales. / L. B.

El barrio más populoso de Oviedo ya puede presumir de tres joyas etnográficas tras una larga espera. Se trata de los tres hórreos situados en el parque de La Cabornia, junto a la estación de tren, cuyos trabajos ya han culminado, lo que da respuesta a una reivindicación vecinal de más de un lustro de antigüedad. En especial, el más alejado de la terminal de cercanías y el más señero de ellos; también el más afectado del trío, tras ser víctima del vandalismo y sufrir un incendio en el año 2019.

La estructura y estética primigenia de la edificación han sido respetadas al máximo. Lo mismo ocurre con los materiales originales, que se han conservado "en la medida de lo posible", según declaró a este diario Miguel Ángel Arenales, el artesano especialista en hórreos responsable de otorgarle una segunda vida a la infraestructura.

Los trabajos de restauración de la construcción típica asturiana comenzaron a mediados del mes de octubre para cumplir la promesa municipal de acometer las obras antes de que finalizase el 2024. El Ayuntamiento destinó a la rehabilitación realizada por Arenales un presupuesto de 20.000 euros. El artesano adelantó que la actuación se demoraría aproximadamente hasta mediados de diciembre "si la meteorología respetaba", un vaticinio sobre el que no anduvo desencaminado.

Los graves daños que sufrió la estructura exigieron una intervención integral, que requirió un desmantelamiento completo del hórreo para sustituir las partes deterioradas. Los únicos componentes que no se retiraron fueron las cuatro patas o pegoyos.

Como componentes cruciales de soporte de la infraestructura estaban los trabes, de los cuales uno de los dos inferiores estaba "dañado y apuntalado", tal como señaló Arenales en su momento. El uso de materiales inadecuados en intervenciones previas provocó su colapso.

La madera de castaño ya brilla en la cubierta, el corredor y las columnas. Los balastres de la barandilla se reaprovecharon, al igual que tres de las vigas sobre las que descansa el tejado.

En cuanto a la intervención en los otros dos hórreos, correspondió a la contrata municipal de mantenimiento de edificios. Ambas construcciones no presentaban un deterioro tan grave como el primero, pero sí muy notorio por el paso de los años y la falta de mantenimiento.

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