Las declaraciones de los testigos del crimen
"Yo no lo maté, lo quería como a un padre", clama "Oscarín", en prisión por apuñalar a su cuidador en La Corredoria
La familia del acusado asegura que "está muy afectado" por el fallecimiento de Leónidas Laborde y que "no para de repetir que quién lo va a cuidar ahora"

F. Vallina / A. Domínguez
El hombre que permanece en prisión como acusado de haber matado a Leónidas Laborde –un ecuatoriano de 67 años conocido cariñosamente como el "Viejo Leo"– continua defendiendo que es inocente. Óscar Sánchez, apodado "Oscarín", diagnosticado de esquizofrenia y con una discapacidad del 65 por ciento, asegura que no fue él quien le clavó un cuchillo en el corazón al fallecido, que era su cuidador y trabajaba como interno en su piso de La Corredoria, donde apareció muerto la mañana del pasado día 20 de diciembre. "Yo no fui, lo quería como a un padre", le dijo "Oscarín" a su abogado y a sus familiares la última vez que fueron a visitarle a la cárcel de Asturias.
Óscar Sánchez, que tiene 56 años, está muy afectado por la muerte de su cuidador. Al menos así lo declaró el hermano del acusado ante la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Oviedo, Marisa Llaneza, que ayer le tomó declaración a él y a otras cinco personas como testigos de un caso que conmocionó al barrio de La Corredoria. "Oscarín" sigue preguntándole a los suyos qué fue lo que le ocurrió al "Viejo Leo", no para de repetir "que quién le va a cuidar ahora" y de decir que "no sabe por qué está en la cárcel", explica el letrado que lo defiende, el penalista Amaro Fernández Miranda. "El fallecido era el que le daba la medicación y quien lo atendía a diario. Le tenía mucho aprecio y está muy disgustado porque ha perdido a un hombre con el que vivía", sostiene el abogado.
La defensa sostiene que la víctima tenía depresión y que había reconocido que pensó en "quitarse la vida"
El hermano de Óscar Sánchez está convencido de que él no fue el autor del crimen y así se lo hizo saber a la jueza que instruye el caso. "Dijo lo que todos defendemos, que su hermano pesa 45 kilos y que no pudo atacar a un hombre que era muchísimo más corpulento que él. Además, Óscar no es para nada violento, al contrario, es asustadizo y buena persona", señala Amaro Fernández Miranda.
La defensa del acusado también se aferra a la declaración de otro de los testigos que se pasó ayer por el juzgado para defender la inocencia de su cliente: el vecino de puerta al que avisó "Oscarín" la mañana que se encontró el cadáver del "Viejo Leo" tendido en el suelo de la cocina del piso en el que ambos convivían. Él fue quien llamó al 112 para alertar de lo ocurrido. "El hombre explicó que Óscar le había dicho que se lo había encontrado así y que pensaba que le había dado un ataque porque estaba boca abajo", dice el letrado. "Además, tanto él como el resto de vecinos certifican que no escucharon nada raro aquella noche ni en todo el tiempo en que él y Leónidas convivieron juntos. Todos dicen que Óscar nunca causó problemas y que es imposible que haya sido capaz de matar", añade.
"Las pruebas apuntan a que el acusado fue el autor", sostiene el abogado de la familia del asesinado
Tanto el hermano de "Oscarín" como su mujer, la cuñada del acusado, declararon ayer que Leónidas Laborde llevaba tiempo pasando por un estado de depresión y que incluso se estaba medicando. Ambos aseguran que el "Viejo Leo" todavía seguía muy afectado por la muerte de un hijo suyo, fallecido en el año 2015, y que ese estado lo agravaban sus reconocidos problemas con el juego. La familia de "Oscarín" sostiene que el fallecido les reconoció que en alguna ocasión "había intentado quitarse la vida", un testimonio que refuerza una de las líneas de la defensa, que no descarta la posibilidad de que la muerte de Leónidas Laborde sea un suicidio.
Un testimonio crucial
En esta línea, Amaro Fernández Miranda considera "importantísima" la declaración de una testigo que está fuera de España y ayer no pudo personarse en los juzgados: la mujer con la que estuvo en el salón de juegos de La Corredoria la noche de su muerte y la última que lo vio con vida. Ella le contó a la policía que ese día lo notó "más apagado de lo normal y sin el carácter chistoso que solía tener". Según sostiene, le preguntó al "Viejo Leo" con quién iba a pasar la Navidad y fin de año y este, señalando al cielo, le respondió: "Arriba, en el cielo, con Dios". Este último detalle, esa "especie de despedida" de Leónidas Laborde, es "determinante" para la defensa de "Oscarín", que tampoco descarta que haya terceras personas implicadas en el crimen.
El abogado de la familia del fallecido, Fernado Barutell, lo tiene muy claro. "Lo que es evidente es que el acusado mintió en sus declaraciones y que todas las pruebas apuntan a que él fue el autor. Es imposible que Leónidas se clavase el cuchillo a si mismo", señala.
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