La nueva vida de "Maga", "Cano" y "Orellana", los gatos que sobrevivieron bajo un mar de basura en el piso de La Corredoria donde un hombre convivía con el cadáver de su madre

La Protectora de Animales del Principado consigue atrapar con una gatera a la tercera de los tres felinos que convivían con otros once perros y se refugiaron en madrigueras construidas por ellos mismos para esconderse entre montones de residuos

La nueva vida de "Maga", "Cano" y "Orellana", los gatos que sobrevivieron bajo la basura del piso de La Corredoria donde un hombre convivió con el cuerpo de su madre momificada

Protectora de Animales de Asturias

"Orellana", la tercera de los tres gatos que se ocultaron en madrigueras construidas por ellos mismos bajo las montañas de basura del piso de La Carisa, en el que José Ramón Tomé fue detenido el pasado día 10 tras hallar la Policía Nacional el cuerpo momificado de su madre, ya está a buen recaudo. Personal de la Fundación Protectora de Animales del Principado de Asturias rescató el martes a las dos de la tarde al animal, gracias a una gatera como las que días atrás permitieron recoger a sus compañeros de piso "Cano" y "Maga". El arrestado, los tres felinos y once perros convivieron durante un largo periodo de tiempo todavía no concretado con el cadáver de Lorentina Suárez, la mujer que hoy tendría 78 años, a la que los vecinos llevaban sin ver "desde la pandemia".

El rescate del felino da por concluidas las investigaciones policiales y las actuaciones del colectivo animalista en el inmueble, propiedad de la empresa pública Vipasa, que se ha comprometido a limpiar y desinfectar el edificio para su posterior entrega de nuevo al varón, al que la jueza dejó en libertad con cargos, a la espera de la conclusión de la investigación.

A falta del resultado definitivo de la autopsia, los informes forenses preliminares, tal como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, apuntan a que el cuerpo no presentaba ningún signo de violencia. La principal hipótesis, salvo que los análisis de tóxicos digan lo contrario, es que la mujer falleció de muerte natural a raíz de la pandemia y el hijo decidió seguir convivir con su progenitora "debido al gran apego que le tenía". No obstante, el varón está siendo investigado por posibles delitos en los que habría incurrido por seguir cobrando las dos pensiones de la mujer.

Mientras avanza la investigación judicial, los once perros y tres gatos del investigado, que en la actualidad está alojado en casa de un vecino, inician una nueva vida en las instalaciones de la Protectora.

En el caso concreto de los gatos, estos presentan un buen estado de salud a pesar de haber vivido entre montañas de basura construidas durante años por su dueño, que padece síndrome de Diógenes. Los tres felinos de raza común europea están bien alimentados, tienen buen pelaje y no registran ningún daño en ojos ni otros órganos, a diferencia de algunos de los once perros con los que convivían en su piso de la calle Lucas Rodríguez Pire, los cuales han requerido de mucha atención sanitaria.

El hecho de que el proceso judicial continúa abierto condiciona el futuro de unos animales que, todo apunta, podrían estar abocados a la adopción en el medio plazo. Mientras tanto, canes y felinos reciben continua atención por parte de sus cuidadores en unas instalaciones limpias y más tranquilas que los apenas 80 metros cuadrados donde estuvieron condenados a vivir entre residuos y en total oscuridad (solo había luz en una habitación del inmueble).

Los propios trabajadores de la Protectora fueron los encargados de bautizar, tanto a los tres gatos, como a los seis perros de la vivienda que no tenían microchip. A estos les pusieron los nombres de "Lina" y "Luna", "Lupita" y "Lupito", "Nacho" y "Taco", para distinguirlos de "Lara", "Jotaté", "Cristiano", "Ramos" y "Susita", cuyos nombres fueron inscritos por José Ramón Tomé y su madre cuando estos fueron adquiridos por la familia hace más de diez años.

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