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Crítica / Música

Secundarios protagonistas

Son abundantes los chistes sobre los violas pero cuando se les exige protagonismo remontan el vuelo y convierten en terciopelo las piedras del Claustro que se empaparon de música con este dúo de excelencia en un programa virtuoso.

Solo ante el peligro se presentó Larfeuil para dejarnos la "Suite nº 1 para viola sola" de Max Reger (1873-1916), delicia sonora capaz de emular violines y cellos en todo su espectro, cuatro movimientos contrastados en discurso y emoción, impares hondos en expresión y pares de maravilla técnica al servicio de la música, engrandeciendo "la hermana" del habitual protagonista en esta forma heredera de Bach, igualmente enamorado del timbre de la viola.

Con el pianista brasileño Kennedy Moretti llegó la profundidad de Brahms y su "Sonata nº 1 en la menor, op. 120" para poner la viola en primer plano, solista con acompañamiento más allá de palabras, lujo para una obra compleja con recovecos y exigencias en un largo desarrollo para ambos intérpretes a lo largo de los cuatro movimientos ajustados a cada indicación: apasionado, expresivo y sobre todo con humor en el "Allegretto grazioso" de diálogo chispeante y contagioso ritmo ternario de una figura como el hamburgués que nunca creyó en su grandeza, para finalizar con un "Vivace" encajado por el dúo al detalle y brindarnos una versión encomiable y personal.

Breve y necesario descanso tras el esfuerzo inicial seguiría otro "secundario" en un orbe de figuras: el alemán Paul Hindemith (1895-1963) y su "Sonata nº 4, op. 11", compositor igualmente enamorado e intérprete de la viola, tres movimientos a partir de una "Phantasie" presentada por el piano, completada en la cuerda para ir creciendo en los dos siguientes a base de variaciones con lenguaje moderno que explora todo el registro de la hermana del violín, bien apoyada por un piano poderoso y claro alternando planos para una ejecución magistral a dúo.

Cerraría otro secundario, J. N. Hummel (1778-1837), capaz de conjugar el lenguaje clásico de su maestro Mozart desde el romanticismo en composiciones para distintos instrumentos solistas donde la combinación viola-piano nos dejó una "Fantasía" fresca que la piedra del Claustro devolvió sedosa, sobre nosotros arcos góticos pétreos, ligeros en la viola en un saber decir por parte de Larfeuil y Moretti, hoy verdaderos y excelentes protagonistas que aún nos regalaron el emotivo "Salut d'Amour" de Elgar.

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