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Lucian Freud y su obsesión por Corot

El talento pintor del nieto de Sigmund Freud

Fue noticia del verano, como otros ensalzan canciones, estúpidas por lo general. La novedad en que me fijo es sublime, creo: la National Gallery exhibió la donación de un cuadro de Corot, "La italiana. La mujer con la manga amarilla", que dejó Lucian Freud al Reino Unido, en agradecimiento por la solidaridad inglesa con su familia en la huida de los nazis. ¡Cuánto da que pensar ante el Brexit!

Lucian era nieto de Sigmund Freud, el genio del sicoanálisis. Tenía su Corot en la habitación para verlo varias veces al día.

La galería oficial londinense rescata en su exhibición la vocación coleccionista de otros grandes del arte. Ahí está el intercambio que se hicieron entre sí Picasso y Matisse.

Como el cuadro de Corot es objeto de especial relato, bien recuerdo que en Bogotá contemplé la colección de Fernando Botero, en cuyo taller se hizo La Maternidad de la ovetense Plaza de La Escandalera. Botero tenía también devoción por Lucian Freud. En Medellín, cerca de un establecimiento llamado Oviedo, tiene un museo al aire libre, que mucho me prestó conocer.¡Qué bien el Nobel de La Paz para la paz colombiana!

Y perorando sobre Londres, la siquiatría y la pintura, rememoro con el doctor Braña, presidente del Colegio de Médicos, la famosa entrevista que como paciente hizo Salvador Dalí a Sigmund Freud, que disgustó mucho al sicoanalista, entonces exiliado.

Constatando estas cumbres del arte exhibida, muy orgulloso me siento de los esfuerzos y trayectoria del Bellas Artes de Asturias, cuyas colecciones he vuelto a ver junto a varios amigos, entre ellos Alfonso Palacio, el director; Areces, nuestro senador; Jorge Bustillo (¡Qué pena haber perdido un edificio de Rafael Moneo en vez del Calatrava o el Auditorio!); Quintana, exsubsecretario de Cultura, cuyo entusiasmo clarinista debería fructificar en el Museo de la ciudad que tanto propugna...

Que algún día contemos con un Corot o un Freud no es fácil de imaginar si no surge otro inimaginable mecenas tal Pedro Masaveu, que nos trajo, entre otros, a Picasso, o a los Goicorrotea, política impositiva aparte, que guardaban los Greco.

De momento, se espera por la culta generosidad de Plácido Arango...

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