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Presidente de la Junta de Personal de la Universidad de Oviedo

La superación del pasado no es olvido

Para cerrar viejas heridas es esencial hilar muy fino, y en eso la Universidad puede aportar su sabiduría

Hoy se cumplen 80 años del fusilamiento del profesor Leopoldo Alas Argüelles, rector de nuestra universidad entre 1931 y 1936. En los últimos años su figura ha sido recordada en varias ocasiones, tanto por escritores, periodistas e historiadores, y también en actos institucionales con implicación de las autoridades académicas, municipales y autonómicas. En el ámbito municipal se realizó su nombramiento como hijo predilecto de Oviedo el 12 de noviembre de 2012 y el entonces alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, tuvo un recuerdo también para los otros cuatro ejecutados en ese mismo acto bárbaro de la Guerra Civil española: Manuel Martínez Fernández, Alfredo Villeta Rey, Braulio Álvarez Tiñana y Francisco Vázquez Fernández. Este año el Ayuntamiento de Oviedo también realizará un homenaje al rector Alas, en esta ocasión en el Archivo Histórico Provincial de Asturias, lugar donde se cometió el crimen. Me ceñiré en este artículo a la reivindicación universitaria de su memoria en el marco de la superación racional del pasado, una superación que no puede ser, en modo alguno, olvido, ni trazo grueso con los detalles históricos. Es esencial hilar muy fino, y en eso la Universidad puede aportar su granito de arena a la sabiduría de la sociedad.

Aunque la figura del rector hoy ha sido reivindicada institucionalmente, conviene recordar la lentitud con que se llevó a cabo, sobre todo para no caer en una misma desidia con respecto a otros símbolos y gestos de exaltación del franquismo que todavía perduran en nuestra Universidad.

El profesor Leopoldo Alas Argüelles fue encarcelado el 30 de julio de 1936, injustamente condenado a muerte tras una parodia de juicio, realizado por un tribunal ilegítimo, y finalmente fusilado el 20 de febrero de 1937 a las 18 horas. El retrato que acompaña este artículo fue realizado por Paulino Vicente durante el rectorado del profesor José Virgili Vinadé hacia 1971 al detectarse de "manera casual" tan injusta y flagrante ausencia entre los cuadros de los rectores. Debe resaltarse que no debió ser fácil llevar a cabo dicho encargo en ese momento y colgar el retrato finalmente en la sala de profesores del Edificio Histórico, entre el resto de rectores, donde hoy puede contemplarse. En esos años la represión del franquismo sobre la universidad era muy intensa y los últimos fusilamientos se produjeron el 27 de septiembre de 1975. El primer rector electo de la Universidad de Oviedo, el profesor Alberto Marcos Vallaure, tuvo la iniciativa de rendir el primer homenaje institucional a la figura del rector Alas en el año 1987 con la colocación de una inscripción en latín en su memoria que puede verse a la entrada del Paraninfo de nuestra Universidad. Después, si bien hubo algún intento que no llegó a sustanciarse por parte de miembros del equipo rectoral de Julio Rodríguez, hubo que esperar a 2007 para que la figura del rector Alas recibiera el homenaje que se merece y que contara con la participación de las más altas representaciones institucionales del Gobierno de Asturias, del Ayuntamiento de Oviedo y de nuestra Universidad. Ese acto, presidido por el rector Juan Vázquez, se celebró el 23 de febrero de 2007 y en el mismo se pasó a denominar una de las aulas del Edificio Histórico con el nombre de "Aula Rector Alas". Repasaremos la importancia de estos actos mañana con un coloquio que se celebrará en el Paraninfo, pero sería conveniente recordar también que en nuestra Universidad perviven símbolos de exaltación franquista que, formando parte de la historia y de nuestro patrimonio, requerirían por parte de la institución el explícito y ecuánime distanciamiento de los valores que representa dicha simbología (recuerdo de los fallecidos en uno de los bandos, escudos franquistas, vidrieras...).

De entre los restos de exaltación franquista vigentes cabe destacar el acuerdo del claustro, en sesión celebrada el día 19 de junio de 1939, por el que se nombra rector honorario a Francisco Franco. Puede que sea un buen momento para colocar a cada uno en su sitio: al rector Alas rehabilitado como funcionario, jurista, ciudadano y profesor de nuestra Universidad y a Francisco Franco como cerebro del "atroz desmoche", expresiva denominación con que otro rector represaliado, Unamuno, denominó el proceso de destrucción de la universidad española que se inició casi al mismo tiempo que la Guerra Civil.

Afortunadamente no es fácil acabar con una institución que resulta perfecta para asumir y potenciar la manía de la gente de pensar, investigar, desvelar misterios y servir a la sociedad creando, aprendiendo y enseñando los últimos avances en todos los campos del saber. El rector Alas, tras haber dedicado un periodo al servicio a la sociedad contribuyendo a esa ilusión que fue la República española, había decidido dedicarse sólo a la enseñanza y a su fundamento, el estudio, una actividad que fue, es y será la esencia de la institución universitaria a la que sirvió y a la que muchos nos sentimos orgullosos de pertenecer con su ejemplo como guía.

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