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La Bomba Del Fontán | Las Crónicas De Bradomín

Arrivederci

En la despedida del maestro Marzio Conti, después de siete años al frente de Oviedo Filarmonía

En octubre de 2011, en blog de mi titularidad, colgué un trabajo titulado "Uno de los nuestros". La cosa venía a colación de una entrevista publicada en este periódico el 16 de agosto del mismo año, al nuevo titular de la orquesta Oviedo Filarmonía, Marzio Conti. En aquel trabajo venía a decir más o menos lo siguiente:

"Tres días después asistía a un concierto de la formación en la ovetense plaza de la Catedral. No puedo considerarme un consumado melómano, aunque sí buen aficionado a la música. La primera impresión que tuve me resultó sorprendente. Jamás me había encontrado con una sinfónica dispuesta a bajar a tierra, en este caso al descarnado enlosado de la plaza. Todo aquel tinglado con sencillez, con total proximidad; sin palcos, sin plateas. El público había respondido y la tarde veraniega, espléndida, prometía. Al director lo había visto dirigir en alguna ocasión, nunca tan cercano. Con porte deportivo próximo a un elegante "libero" de la Fiorentina de su ciudad natal; en el podio ofrece la presencia del antidivo. Ágil con la batuta, expresivo, sin exagerados aspavientos; diría, incluso, didáctico y legible para los neófitos.

Atacaba la orquesta los primeros compases de la banda sonora de la película "La Strada", cuando un Rolls Royce clásico se desplaza silenciosamente (proveniente de una boda en San Tirso) por delante del pórtico de la catedral. Por un momento imaginé en el interior del mismo a Federico Fellini, dejándose llevar por el fondo musical de Nino Rota. La escena, al más puro estilo italiano, parecía preparada. No se podía exigir más.

El director conoce de primera mano lo que se le niega a la artes, por tanto, sabe cómo y dónde ganárselo. Siente la sensibilidad de esta ciudad por la música, tiene empatía y resulta próximo. Díganme, si no, qué engolado y desmelenado director al uso se dirige al público publicitando apoyo para su orquesta: "¡vengan a vernos, vengan a ver a la orquesta de su ciudad!". Demuestra compromiso, existe simbiosis con la idiosincrasia carbayona. Cuidémoslo y cuidemos el entorno. Desconozco en profundidad quién integra el órgano de gobierno que sustenta la misma, por el contrario quiero reconocerles el mérito importante, impagable, de haber alcanzado el prestigio y respeto del que hoy goza la formación".

Consumada su marcha, espero y deseo por parte de los que manejan los destinos de la agrupación, altura de miras, que encuentren digno sucesor que iguale e incluso mejore los logros del maestro saliente. Que los tentáculos bobalicones de los que disfrutan ninguneando todo aquello que funciona no interfieran ni tengan tentaciones de cubrir el expediente, es decir, darnos malta por café. Peor aún, que tengan la ocurrencia de finiquitarlo.

En aquella entrevista, el recién nombrado titular señalaba su pesimismo por los derroteros que estaba tomando la cultura, especialmente en su país de origen. Yo, la verdad, aquí y ahora, a la vista de lo que acontece en nuestro terruño no tengo una visión más esperanzadora. Cientos, miles de ovetenses con arraigo manifiesto por la música deberíamos apoyarla sin condiciones, ahora más que nunca. Yo me apunto.

En su despedida, casi siete años después, quiso deleitarnos con un memorable concierto en olor de multitudes y en el mismo marco que le dio la alternativa.

Marzio Conti, grazie mille. Direttore.

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