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La mar de Oviedo

Alberto Piquero

Te decía yo, Alberto, príncipe de las nubes (prince des nueés), que el síndrome de albatros, según Gonzalo Suárez, alude al apego profundo a un dolor en torno al cual uno construye su vida, en relación con la "Balada del viejo marinero", donde Coleridge advierte del buen augurio del albatros, que encarna las almas de los ahogados en la mar; un marino disparó con su ballesta a un albatros que seguía a su barco, acto seguido sus compañeros murieron y él tuvo que navegar solo el resto de su vida con el albatros al cuello. Tú me replicaste que ese síndrome, según "El albatros" de Baudelaire, alude a un ser que se desarrolla tanto, acaso de manera asimétrica, que pierde capacidad para otras habilidades que tuvo, y me recitaste el poema en francés. Siento muchísimo, Alberto, exiliado en el suelo (exilé sur le sol), que hayas levantado tantísimo el vuelo, aunque tus alas de gigante nunca te impidieron ejercer a ras de tierra.

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