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Con vistas al Naranco

Notre Dame, herida pero en pie

La relación con París forjada desde la infancia y las consecuencias del fuego en el monumento

Paris outragée (ultrajada); pero, al fin, París.

De Gaulle, Charles (26/9/44)

Como soy afrancesado, en el borde irredento, conocí pronto Notre Dame. Mi hermano y yo, tendríamos 13 y 14 añinos, en nuestro primer París, que vivíamos en casa laica, quisimos cumplir el precepto dominical. Supusimos oferta en tres templos icónicos sobre mapa: el Sacre Coeur, la Madeleine y Notre Dame. Optamos por esta, pues una estaba en la considerable escalinata a Montmatre y otra, en nuestro magín reduccionista, había sido protestante. A la hora escogida solo había misa en la cripta bajo el altar mayor, aunque luego se llamó Crypte a otro mágico espacio, abierto pasado un lustro. Vimos al celebrante con casulla y sin feligreses; nos separaba un gran portalón chirriante que Jaime y yo no éramos a abrir al completo. Dudamos si oír misa por una rendija en el escrupuloso dilema de si valdría, pero el cura, resuelto, dejó el inicio para facilitarnos acceso; a cambio, ayudaríamos agitando una campanilla no al Santus sino solo en la Elevación.

París, ciudad que conozco mejor que Madrid o Barcelona, y puedo querer tanto como transmito a mis nietos, está unida en mí a esa Notre Dame isleña del primer, o segundo, día parisino, con los bouquinistes al otro cauce del Sena y, puente por medio, el barrio Saint Germain, (Flore, Les deux magots, Lipp y/o mixtura bohemia de Breton/ Hemingway/ Marguerite Duras). Y? ¡el Rostand! que en mis entonces no sabía de Kadaré ni de Gracq. Bernard Henri Lévy, que deambulaba más por el Raphael y Étoile, llamó Sartre a todo el siglo. Además de la Gran Literatura, la Arquitectura y el Paseo, se me superponen, aún en red, los entierros de Pompidou, De Gaulle, Mitterand, varios Te Deum? ¡Y a tiro de piedra, St. Jacques, inicio del Camino jacobeo!

Cuando negocié con los monjes de Solesme, concierto gregoriano para la neoyorquina ONU, los venerables clérigos mentaron, orgullo y nostalgia, la excepcional ocasión que habían salido de su abadía medieval: las exequias establecidas por el jefe de Estado y? en ¡Notre Dame! Quise, ávido, detalles, pero la inmediata cena en el refectorio solo permitía la voz de un relator. En cualquier caso, mis diversos París se nominan también Jesús y Casandra Ortega, Maine y Manolo Díaz, mis hermanos Mari Carmen y Santiago, Ruedo Ibérico, Concha y Alberto Fernández, los Palomo, Lita y Orlando Pelayo, Rosalía y José Maldonado?

Me ha conmovido el incendio, pero dolería rehabilitación impropia. Hay que compatibilizar la recuperación, que anuncian Macron y los ricachos, con el culto y actuaciones imprescindibles, pero, desde la ajenidad extranjera y la osadía de carecer de información no periodística, me pregunto: ¿No serían mejor secuelas menores en reconstrucción no agresiva, evitando se desfigure más la joya y se usen de modelo los postizos del XIX, aunque yo los haya admirado siendo monaguillo/campanillero?

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