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Chus Neira

Las áreas pendientes de desarrollo en la ciudad | Análisis

Chus Neira

Oviedo (ya no) está hecho

Creo que fue en el acto electoral del PP de noviembre de 2011, junto a Rajoy y Cherines. El Calatrava lo habían inaugurado en mayo y Gabino de Lorenzo aprovechó para sacar pecho. Dijo que Oviedo ya tenía una Palacio de Congresos en condiciones y que no había costado ni un duro y que la ciudad, con aquel equipamiento quedaba, por lo que a él se refería, completa. No era el séptimo día, pero parecía que el Alcalde había mirado alrededor, se había sentido contento con su creación y remató: "Oviedo", dijo, con ese paladear arrastrado de las palabras tan suyo, "está hecho". Lo repitió alguna vez más. "Oviedo está hecho" quería decir que había completado su proyecto de ciudad. Nuevas farolas, nuevos equipamientos, nuevo Carlos Tartiere, un Auditorio, hasta dos polideportivos que había inaugurado el año anterior, los arenas de la Florida y la Corredoria. No le faltaba ni le sobraba nada a aquella ciudad.

No hizo falta esperar a que pasaran los nueve años que separan aquella declaración de conclusiones del aquí y ahora para que el "Oviedo está hecho" empezara a deshacerse. Puede que cuando De Lorenzo ideó aquel lema fuera casi verdad, al menos para las cuentas que se echaba el alcalde. Pero ni el propio Palacio de Congresos que entonces no había costado "ni un duro" (que tampoco, porque no contaba los aprovechamientos y concesiones varias a los promotores) acabó saliendo gratis. Hoy, sumados los intereses, sabemos que el Palacio costó al menos 20 millones de euros y que el edificio, en su mayor parte, la que corresponde al centro comercial, fracasó, cerró y espera tiempos mejores con solo un Burger King funcionando en su interior por sentencia judicial.

El Calatrava, entonces un símbolo de la prosperidad que el esperaba a Oviedo, acabó siendo icono de sus problemas. Porque en 2011 tampoco el Huca todavía no era viejo ni se había quedado sin uso. Tendrían que pasar todavía tres años para el estreno del nuevo hospital y el inicio del declive del barrio del Cristo.

Al otro lado de la ciudad, la fábrica de armas de La Vega no era un problema. Aunque los planes para la fusión de centros se venían venir, todavía daba trabajo a 300 trabajadores y nadie tenía que pensar qué hacer con aquellas naves. Un año antes se había aprobado el Plan Especial de la fábrica de gas del arquitecto César Portela, sobre el papel nadie alegó ni protestó y pintaba bien para reurbanizar la zona, hacer pisos y conservar algunas cosas. Podríamos seguir la enumeración. Baste concluir que los problemas que tiene hoy Oviedo no se habían mostrado entonces tal y como iban a ser, que o bien estaban latentes o ninguna administración había tratado de anticiparse a lo que iba a pasar.

Como un castillo de naipes, el "Oviedo está hecho" de Gabino de Lorenzo se vino abajo. Y sorprende que hoy, se asome uno al este o al oeste, a la Ronda Norte o los barrios del Sur, solo encuentre incertidumbre, proyectos fantasmas y ficciones interminables.

Los agujeros de esta ciudad no son pinchazos, fugas de agua que uno pueda reparar aquí y allá con pequeñas acciones. Hace falta asumir que el modelo Oviedo, si alguna vez existió, se ha disuelto por completo entre la falta de previsión y el contexto de crisis y reajuste económico permanente. Hace falta que alguien se siente y se ponga a pensar un poco. Hasta dar con una idea que sirva para volver a construir una idea de ciudad. Que se pueda llevar a cabo y que después se ponga en marcha cuanto antes. La brecha es cada día mayor. Si no actúan rápido, habrá que demoler.

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