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Con vistas al Naranco

Bubónica teatralizada y COVID-19 silente

De la representación de Sánchez-Ocaña a la clarividente advertencia de Jonás Fernández

Ayudar a los demás no solo es correcto, es inteligente.

Bill Gates

La Historia nos enseña que la imbecilidad, a veces, se extiende a la misma velocidad que una pandemia.

J. M. Ponte

Las pestes y los estados de sitio sanitario han sido centrales en literatura y cine. Así, Albert Camus, "el mejor francés" para Hannah Arendt, cuya voluminosa biografía por Young-Bruehl cuenta un encuentro de 1952 con el escritor oriundo balear -Ibsen/El enemigo de un pueblo, Muerte en Venecia/Visconti/Mann, El amor en los tiempos del cólera? Las mediocres "Molokai" y "TKX no contesta"-. En "Aventuras de Tintín y Milou" supe de cuarentenas. Mi generación tenía remoto estigma de la mal llamada gripe española, que mató a familiares de mi abuela materna, y padecimos en carne propia la asiática. Mauricio Telenti, eminente virólogo, hijo de los inolvidables Amalio y Luisa, pronostica que las pandemias volverán. Bengoa, exdirectivo de la OMS, pugna por rigurosa tecnificación contra políticas diplomáticas. Noam Chomsky nos hablaba, hace veintitantos años, en Oviedo, traído por LA NUEVA ESPAÑA, introducido por Alarcos, de riesgoso anarco-federalismo. Hasta casa de Noam, en el campus del MIT, había llegado en bicicleta el fantástico Julio Gavito, insuficientemente comprendido aquí en su vida pública de ingeniero y humanista comprometido.

Estaban olvidadas las crisis sanitarias cuando, a primeros de los sesenta, Ramón Sánchez-Ocaña y el TEU montaron una mañana dominical en el Principado, calle Cabo Noval, "Historias para ser contadas", del argentino Osvaldo Dragún. Una de las cinco piezas de "los nuevos comediantes", que así se presentaban en el prólogo, era "cómo nuestro amigo González se sintió responsable de la epidemia de peste bubónica en África del Sur".

Del cine Principado me persiguen, tal "Los fantasmas del Roxy" de Serrat, residuos espectrales en un anodino edificio eufemísticamente llamado ahora "Platea". El teatro recuperaba vocación dramática para el magnífico trabajo de Ramón y los suyos. El dueño, Ricardo Fernández, padre de Loly Lucio, hogaño fabulosa animadora de la vida cultural, pariente a su vez del gran Carlos Bousoño. En mismo escenario, antes de la guerra, hubo un memorable homenaje reparador a la feminista Victoria Kent; en el bar del cine de la larga posguerra se inició el imaginativo publicista Manuel Brun dando, audaz, bailes con sal en la pista para animar al consumo de bebedizos a sudores sedientos. Jonás Fernández, nuestro eurodiputado, escribe, clarividente: "La política ha vuelto" y advierte contra las fantasías en manos de los publicistas.

La obrita de Dragún no tuvo eco merecedor pero me es inolvidable, más ahora, avant la lettre, tras el COVID-19.

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