La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Piqueta incivil y la Fábrica de Armas

Las soluciones para la entrada de vehículos a la ciudad por el entorno de Santullano

¡Es tremendo! Que toda una ciudad, en este caso Oviedo, esté a merced de las "ocurrencias" de su equipo de gobierno, siendo gravísimo que las decisiones importantes se tomen a toque de trompeta y siempre echando por tierra las anteriores, fueran válidas o no. Por supuesto, a costa de un despotismo (no precisamente ilustrado) que no permite el uso de la razón. Si esto es intolerable, mucho peor es que están despertando el voraz apetito de un artilugio que causó dolorosas mutilaciones o la desaparición total de un gran número de monumentos de los que hoy estaríamos orgullosos.

Los más avispados ya han adivinado que estoy hablando de la Piqueta Incivil, ¿debería decir lagarto, lagarto para protegernos? Lo cierto es que en nuestros consistorios siempre se han organizado notables zapatiestas a costa de los asuntos más peregrinos y fuera de lugar. Se imaginan ustedes lo delicioso que sería el paseo de los Álamos con sus tres hileras de árboles. Y el milenario "Carbayón" hermoseando la calle Uría. Con la antigua iglesia y tahona de San Isidoro y con el monasterio e iglesia de San Francisco. La siniestra locura de derribar el acueducto de los Pilares, que tanto se echa de menos. El convento de Santa Clara; los chalés de Policarpo Herrero y Concha Heres. La estación del Vasco, el antiguo campo de fútbol Carlos Tartiere y algunos más que seguro quedan en el tintero.

No tiene el menor interés, casi un siglo después, discutir si la destrucción del barrio instalado en la plaza Alfonso II fuese necesario para observar la Catedral con mejor perspectiva o, por el contrario, perdió personalidad. Lo curioso es que con este motivo volvió a armarse la marimorena, unos a favor, otros en contra?

Fue en Madrid, el 14 de abril de 1930, cuando un grupo de 14 intelectuales -entre ellos estaban Ramón Pérez de Ayala, Rafael Altamira, Ramón Menéndez Pidal y Claudio Sánchez Albornoz) conocidos como "las catorce águilas académicas", redactaron un manifiesto a favor de la conservación de este rincón sombreado por la torre gótica. Este escrito fue conocido como el "Manifiesto de la Piqueta Incivil", primera vez que llegó a mis oídos este execrable término que, en alguna ocasión, he llegado a relacionar con la picota de los ajusticiados y los castigos del infierno. Por supuesto, que ni con el conjunto de la sociedad española hubieran derrocado este funesto artificio. La "Piqueta Incivil" o como dice nuestra querida cronista Carmen Ruiz-Tilve, doña Piqueta. Más tarde me fui familiarizando con el vocablo, gracias a las salvajadas perpetradas y reseñadas anteriormente.

En estos momentos, gracias a una ocurrencia de nuestro consistorio, la Piqueta Incivil comienza a asomar la patita por debajo de la puerta. ¡A quién se le ocurre! Todos sabemos que San Julián de los Prados se encontraba en un recinto palaciego, a escasos metros del complejo de la antigua Fábrica de Armas y, por tanto, si añadimos el solar del Monasterio de Santa María de la Vega, fundado el siglo XII, la riqueza arqueológica ha de ser inmensa. Por supuesto, no merece desaparecer bajo el hormigón de una autopista, por mucho que el Sr. Alcalde nos lo quiera vender como un signo de modernidad tras haber despreciado el proyecto del bulevar de Santullano

Si esto lo incrementamos con la tosca improvisación de utilizar la nave construida por el arquitecto riojano Sánchez del Río, en un alarde constructivo desconocido hasta aquel momento, para que miles de vehículos atraviesen su estructura, puede ocasionar consecuencias irreparables. Esto es como desvestir un santo para vestir otro. Alejar el tráfico de San Julián de los Prados no significa arrasar la Fábrica de Armas. Las cabezas, más las de nuestros mandatarios, están para pensar en busca de soluciones coherentes.

No hay duda que la parcela de La Vega es sobresaliente, propia para dinamizar Oviedo, eso sí, siempre atrayendo empresas de última generación que, a la postre son las que crean puestos de trabajo y prestigio. Ya está bien de ferias, pisos y demás zarandajas. Ya sabemos. Se comienza por autorizar el paso de vehículos y, sin saber cómo, aparece la Piqueta Incivil y lo lleva todo por delante, con el gozo de los que pretenden que los BIC (bienes de interés cultural) pasen a mejor vida.

Compartir el artículo

stats