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De la pandemia a la infodemia

Los intentos de manipular a la sociedad

Dejadme pensar en voz alta, no como cura, sino como ciudadano preocupado, como ávido buscador de una verdad crítica y objetiva de la realidad. Quisiera compartir algunas reflexiones que espero nos hagan repensar y meditar, de puertas adentro, en esta situación pos-pandemia, y sus consecuencias como el miedo o desconcierto generado por la saturación informativa e indiscriminada.

Durante estos meses nos hemos visto inundados por un alud de informaciones que nos aplastaba, ya sea activa o pasiva, situación que se mantiene y se agrava en las últimas semanas, lo que en la mayoría de los casos hace más daño que el propio virus, porque el envenenamiento intelectual está siendo letal y dañino para nuestra salud mental, generando una sensación de pánico irracional que está ahogando nuestras vidas.

El exceso de información ha generado y genera más pánico, la información tan pretendidamente detallada más que beneficiar nos ha emborrachado de desconcierto y desinformación. La permanente cascada de datos confusos, envueltos en conceptos intencionadamente no explicados y aclarados, como hablar de miles de contagios y no aclarar lo que nos dice realmente una prueba PCR, hablar de asintomáticos como si fuesen apestados silenciosos, hablar de fracasos puntuales en la investigación de vacunas como si fuera el fin del mundo, insistir y magnificar decisiones políticas mínimas y locales como problemas globales, envenenar a las familias con pánicos colegiales, vaya, un caldo de cultivo perfecto para la amenaza permanente, para un miedo inducido que da plenos poderes a los políticos de turno y a otros los convierte en salvadores de la Patria? con sus ausencias y silencios medidos y calculados.

Claro que hay que informar, pero los psicólogos nos dicen que los detalles no ayudan, el abuso de imágenes y datos que a la mayoría se nos escapa su interpretación, o la sobrexposición de lo patético, al contrario, generan más pánico, un miedo irracional que desdibuja la realidad. Claro que teníamos y tenemos que informarnos, es necesario, es un derecho esencial, pero que nos ayude a aliviar la dureza psicológica de una situación difícil de sobrellevar? Los antropólogos hablan de "infoxicación" o "infodemia", un exceso de información que genera exceso de alarma y un exceso de manipulación, que provoca una ansiedad asfixiante. Es preciso ser cauteloso con la cantidad de información que recibimos, ya sea oficial u oficiosa, todo nos llega con los mismos envoltorios y lenguajes, incluso la confusión y la desinformación. Seamos críticos, analicemos, pensemos, apaguemos, cambiemos, pensemos, leamos,? la pasividad intoxica mucho más.

Vivimos una cobertura casi de reality dominguero que nos sume en una sobreinformación que se toca con la desinformación, sobre todo en las redes sociales, donde verdaderos ejércitos de voceros ciegos que defienden la incompetencia de los políticos y gestores, intolerantes, demagógicos, dictadorzuelos, aprendices de tiranos, ese es el fruto de informaciones incontroladas y descaradamente manipuladas.

Tal vez en este momento salten montones de mercenarios con el cuchillo entre los dientes, pero lo siento, ¡sí, manipulada!; es triste decirlo, pero nunca como en estos días hemos vivido un ataque tan descarado a la libertad de opinión, de crítica o de denuncia. Mirad los datos de los recortes en las redes.

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