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Sociedad pasota, ciudadanos sin opinión

Como canta el poeta P. Núñez: "Quizá todo consista, si me apuras, en saber distinguir lo que quieres, en desechar sin miedo los absurdos, en tratar de engañarte cuanto menos mejor. Que las sirenas continúen cantando lo que quieran para otros?". Y ¿por qué estas palabras?

Con la que está cayendo, los de arriba se entretienen o nos entretienen con maniobras de distracción, con fuegos de artificio, que despisten, que enfanguen el terreno de juego, y al mostrarnos la pelota entremos al trapo. Tal vez demasiado maquiavélica su inacción, como si fueran más importante la poltrona que las muertes y el desastre económico. Y los de abajo, a la caricatura y el exceso vociferante, a la mucha pasión en las palabras y poca razón en las ideas.

No me estoy inventando nada, los datos están ahí, amenazantes, pero la inacción y la respuesta de nuestros políticos también? Ni gobierno, ni oposición, ni lucero que la baile, todos de perfil y venga lanzar cortinas de humo, que si la ley de memoria democrática, que si la educación, que si la eutanasia, que si el kitchen, que si les fabes en Grao,? Y los ciudadanos? ¡ay, los ciudadanos! A los cantos de sirena, apatía, pasotismo, y mucho aburrimiento, escepticismo y frivolidad.

Nuestra sociedad es como una gran fábrica "productora de apatía", todos los estudios hablan de lo que se llama la "masa inerte" o "los sin opinión", más de un setenta por ciento de la población. Nos hemos acostumbrado a vivir la vida "desinteresados" de todo lo que no sea nuestra pequeña felicidad, "pasamos" de todo, parece que hayamos decidido "no saber" nada de lo que ocurre a nuestro alrededor, al menos con un planteamiento social serio.

No es el momento de analizar las causas que, sin duda, son muchas y complejas: cansancio, el consumo, el uniformismo de ideas y los "mass media", la falta de respuestas políticas convincentes... Todo indica que hemos perdido la pasión por lo común, una especie de síndrome patológico que nos paraliza y hace que nos sometamos pasivamente a los ídolos del momento. Sin creatividad, viviendo en el puro conformismo, funcionando por la pura inercia de los tirones que nos da la realidad.

Una sociedad de aburridos, donde la industria de la diversión nos hace descubrir un aburrimiento indiferente, una indiferencia por la vida, un sentimiento de infelicidad, que nos incapacita para saborear la vida y la amistad.

Hemos creado una sociedad que nos invita a vivir congelados afectivamente, como dice Bauman, desentendiéndonos de todo, con tal de que el pequeño sueño de nuestra felicidad miserable no se vea perturbado.

Ante esta situación, y sin ánimo de simplificar mucho, podemos hablar de tres maneras de vivir: someternos a la situación, reducidos a "máquinas que rinden y consumen". Hombres y mujeres "domesticados" que se acomodan a las circunstancias, "esclavos contentos, sin palabra ni opinión". Otros reaccionan rechazándolo todo, hacen de su libertad una huida, huyendo "fuera del mundo". Como no se puede cambiar nada, se abandona toda esperanza. Y los hay que no renuncian a la esperanza y viven en lucha constante por construir "algo nuevo". Hombres y mujeres con un sentido profundamente crítico de la sociedad, rebeldes a los abusos, injusticias y manipulaciones, valientes para levantar su voz y lúcidos para condenar los pecados de una clase política, a la que no importan los problemas reales, sino su continuidad acomodada, y unos ciudadanos incapaces, que por tener ya no tienen ni voz, ni opinión, ni manera de gritarlo.

Puedes preguntarte cuál es tu postura? y como sigue el poeta "Ignóralas (a las sirenas cantarinas) y simplemente deja las cosas que no sirven a tu espalda? y prosigue sin perder un minuto hacia la orilla de esa playa que sabes que te espera".

Espero que esa playa sea un país donde los políticos hagan política por y para el bien de los ciudadanos, donde cada uno de sus ciudadanos viva la pasión por comprometerse en lo común, en vivir, y vivir intensamente, y no solo por sobrevivir. Un país donde abandonemos el sainete del tu más, y arrimemos voluntades para normalizar la vida, recuperar la actividad y construir un futuro para nuestros hijos.

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