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Me duele Wenceslao

Las decisiones políticas del exalcalde ovetense

El pasado domingo, Wenceslao López, el exalcalde y portavoz del PSOE de Oviedo, escribía un artículo en estas páginas en el que, bajo el título "Me duele Oviedo", daba rienda suelta a sus fracasos y frustraciones. Wenceslao empleó casi toda su vida en pelear por llegar a ser alcalde de Oviedo: sufrió desaires de los suyos, luchó derribando puertas del PSOE local, lo echaron y volvió con más resabios, fue un adelantado al modelo de Pedro Sánchez vendiendo su alma, su orgullo y su dignidad a Podemos para llegar a la poltrona y, al final...

Taboada y Rosón le regalaron la Alcaldía para que fuera su títere. Y después de cuatro años de una gestión penosa, sin más idea que imponer las viejas ideas de la más rancia izquierda, su única actuación concreta fue retirar el nombre a calles de Oviedo aplicando de forma sesgada la sectaria ley de Memoria Histórica que aprobó el segundo peor PSOE de nuestra historia -el primero es el de Sánchez-, que fue el de Zapatero.

Wenceslao López es un hombre sin suerte: lucha toda una vida para ser alcalde, durante cuatro años tiene que renunciar a su dignidad y someterse a las humillaciones de Somos/Podemos y la única actuación política que ejecuta, ahora, es anulada por un tribunal con una sentencia lapidaria que deja claro que basó su decisión en una comisión sectaria y de parte. Entiendo que le duela personal y políticamente, pero, en vez de entonar el mea culpa, vuelve a castigarnos con sus frustraciones: "Villa Magdalena", el Palacio de Exposiciones y Congresos y, de nuevo, el nombre de calles.

Es evidente que la izquierda, en general, y Wenceslao, en particular, tienen un problema con las resoluciones judiciales. Aplauden las que van en contra de otros -especialmente si es el PP-, pero atacan las que no les son favorables. La evidencia democrática es que hay que aceptar las resoluciones judiciales aún cuando no nos gusten. Y Wenceslao y el PSOE tienen un problema: la Justicia casi siempre dictamina en contra de lo que ellos defienden.

La Justicia ha dictaminado reiteradamente que en el interesado -por el PSOE y Podemos- y ficticio "caso Villa Magdalena" no hay actuación irregular alguna, que es una dotación que está ahí desde el primer día al servicio de los ovetenses y que toda la evolución de los pleitos ha sido por razones de interpretación legal (y técnica, no política). La Justicia y la razón muestran que el Palacio de Congresos y Exposiciones de Calatrava está ahí, al servicio de los ovetenses, y que no fue sólo una obra del PP porque, sin el apoyo económico directo del Gobierno socialista de Vicente Álvarez Areces, nunca se hubiera podido construir. Wenceslao López, cuando habla de este Palacio de Congresos, obvia siempre que Areces fue un apoyo esencial para el proyecto, y lo hace porque Areces fue quien le dio la espalda y lo mandó a galeras. Y obvia también que si la gestión privada de este Palacio fracasó no fue culpa del Ayuntamiento: fue la consecuencia lógica de la crisis económica que el Gobierno de Zapatero no sólo fue incapaz de ver venir, sino que alimentó con sus planes económicamente suicidas.

Y ahora los nombres de las calles. Cuando el PP se planteó la aplicación de la Ley de la Memoria histórica convocó una comisión compuesta por: Javier Fernández Conde, Josefina Martínez, Susana Pérez Alonso, Luis José Ávila, Gustavo Bueno, José María Laso Prieto, Esteban Greciet, Ernesto Conde, Carmen Ruiz-Tilve, José Girón y José Antonio Caicoya, personas ilustres, independientes y con ideologías muy distintas, aunque para Wenceslao López son -¡hay que ser tercamente sectario!- "simpatizantes de Fuerza Nueva o de la Fundación Francisco Franco". Frente a esa comisión plural, la que organizó Wenceslao López queda radiografiada perfectamente en la sentencia judicial: "Resulta sorprendente" su "falta de objetividad y pluralismo". El resultado es que volvemos a estar enredados en cuestiones ajenas y alejadas de lo que resulta de interés para nuestro futuro.

Wenceslao López, y este PSOE de trincheras que le ha resucitado, en realidad, son el pasado, son un lastre para el progreso de Oviedo, de los ovetenses y de los españoles. Como bien dijo Mafalda, "el problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta" y, añado yo, siempre para vocear sus frustraciones y fracasos. La suerte es que Wenceslao y su sectario PSOE son un cero a la izquierda para el futuro de Oviedo y de los ovetenses.

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