La distopía se ha consumado: el Oviedo Baloncesto se ha convertido en un problema para la ciudad. El que es, seguramente, el proyecto deportivo y social más interesante que haya surgido en la capital en las últimas décadas, ha pasado a ser una piedra en el zapato del Ayuntamiento. Del Ayuntamiento de su ciudad.

Porque el Oviedo Baloncesto, fundado en 2004, ha crecido con sensatez y criterio hasta convertirse en el club de baloncesto más importante de Asturias y hacerse un nombre en el baloncesto español. Ha evolucionado de una forma natural y sin urgencias. Hoy, cuenta con 300 jugadores repartidos en 28 equipos. El primero de ellos compite en LEB Oro, la segunda categoría de nuestro baloncesto. Tiene, además, a más de 250 niños y niñas en diferentes escuelas deportivas. El año pasado cerró la temporada con 1168 socios.

Desde aquellos primeros años en los que en la grada de Pumarín sobraba cemento para acoger a las poco más de 100 personas que acudíamos, hasta hoy, al polideportivo se le han ido poniendo parches y adosando añadidos artificiales. Ha terminado pareciéndose un poco a las canchas de baloncesto que se ven en las películas universitarias americanas. Es decir, que es una cancha perfecta para un equipo que ha tocado techo.

El problema es que ese techo se lo está colocando la propia ciudad. Para seguir creciendo –para aspirar a un ascenso a la ACB, por ejemplo– el Oviedo Baloncesto necesita un pabellón en condiciones. El anterior alcalde, Wenceslao López, prometió un pabellón en la Florida para el club. Si pasean por allí, no lo verán. Porque no se hizo. “Somos muy lentos, todo el mundo lo sabe. Por muchas razones, por la legislación, por los recursos escasos que tenemos; pero en la medida en que el equipo y los resultados acompañen eso nos va a empujar y va a ser una presión importante para acelerar”, declaró el 13 de marzo de 2018 el entonces alcalde. Tan lentos que cambió la corporación y el proyecto no había arrancado.

Lo realmente preocupante es que en una parte del equipo de gobierno se ha instalado el mantra de que los dirigentes del Oviedo Baloncesto van contra la ciudad

La nueva corporación apuesta ahora por llevar al Palacio de los Deportes al Oviedo Baloncesto. Pero primero, dicen, tienen que construir un estadio de atletismo que compense la pérdida de la pista que actualmente está en el edificio diseñado por Ildefonso Sánchez del Río. Es decir, que nos iríamos ya, como mínimo, a un plazo de 2 o 3 años. Pero es que hay un problema mucho más grave que el del pabellón y sus plazos y que es realmente preocupante: en una parte del equipo de gobierno se ha instalado el mantra de que los dirigentes del Oviedo Baloncesto van contra la ciudad.

El Oviedo Baloncesto ha hecho mucho por el nombre de Oviedo –hasta ha convertido Pumarín en un icono– y es un motor deportivo, económico y social de nuestra ciudad. Debería ser un proyecto estratégico para Oviedo. No están pidiendo nada desorbitado y sus demandas vienen acompañadas de argumentos sólidos, respaldados por los datos. ¿Qué mensaje le estamos mandado desde la ciudad a alguien que quiera emprender un proyecto, si a los que emergen con fuerza les cortamos las alas?

Al Ayuntamiento no se le puede pedir que solucione todos los problemas de los ovetenses. Pero sí que no genere uno donde únicamente hay una oportunidad para la ciudad.