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Álvaro Faes

Al final de la semana

Álvaro Faes

A Oviedo lo que es de Oviedo

Entre cierres y medidas sanitarias, la capital defiende su sustento

Una terraza en Oviedo. | JULIÁN RUS

A menudo, al alcalde Canteli le llueven críticas por hacer lo que se le supone a un alcalde: defender su ciudad sin mirar más allá o a otros intereses. De una conversación con este periódico salió el último enfrentamiento con el Principado, por el cierre perimetral en Oviedo del que se libró Gijón en el último momento. Fue un giro argumental, un cambio de normas a la carta que obligaba a la reacción; para la ciudad costera, en realidad, una huida hacia adelante, pues los datos ya le han echado el cerrojo. Pero como las suspicacias andan como andan, el Alcalde se arrancó con aquello de que parecía una norma para engancharnos (a los de Oviedo). Al final, se trataba de defender el sustento de una ciudad que depende en gran medida del sector servicios.

Hoy mismo, en estas páginas, los autónomos de la capital celebran las ayudas municipales frente a lo complicado que resulta llegar a las del Principado. La relación entre el presidente regional y el Alcalde es buena pese al peso de siglas dispares. Canteli no quiere sacrificar ese entendimiento, pero sintió que debía hablar. Adrián Barbón sabe que, a poco que haga por Oviedo, lucirá como nunca por comparación con los precedentes, en una ciudad habituada a tirar sola hacia adelante. Las partidas aprobadas en los Presupuestos regionales sonaron a música celestial; hacía mucho que no venían las cuentas autonómicas con tan buenas intenciones. Canteli lo agradeció y presumió de su mérito en las negociaciones. Barbón le dejó anotarse esos puntos y también se apuntó los propios. “Mi amigo Barbón…” es una de las muletillas del expresidente del Centro Asturiano.

Por eso le costó al regidor soltar la mano. Canteli no es político de conflictos, pero tampoco de dar el brazo a torcer. Tiene un especial sentido de la Alcaldía; parece a veces alejado del proyecto a largo plazo, pero siempre pendiente de la calle, de la que suele pisar: “Buenos días, Alcalde, qué bonito tiene todo”. Pocas cosas le llenan más que el elogio espontáneo.

Oviedo tiene que cuidar sus servicios y defender el peso del sector terciario local. Entre los cierres y las medidas sanitarias, no pueden quedar olvidadas su hostelería, su comercio, su actividad turística, lo que siempre ha funcionado aquí. En el horizonte aparece además un futuro biosanitario. La “milla de la bata blanca” no puede quedar en punto muerto. El conocimiento llama al empleo, las empresas punteras atraen a otras empresas y el talento reunido en un espacio próximo significa prosperidad. Y ahí tiene esta ciudad el HUCA y todo lo que, ligado a la ciencia, crece a su alrededor. Esencial en ese engranaje se antoja el gran proyecto que puede ser La Vega, con su espacio para la innovación y la buena sintonía entre instituciones, que habrá que aprovechar por inusual y por todo lo bueno que de él se puede obtener. Oviedo ha de cuidarse sola, velar por lo suyo y crecer de la mano de la región, sin complejos, sin creerse más que nadie pero tampoco menos. Y sin resignarse a convertirse en el bonito decorado de una ciudad dormitorio. Oviedo es mucho más que eso: es capital de y para Asturias. Es un proyecto capital.

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