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Brechas

Los pisos de Vipasa y la vivienda inteligente

Oviedo, la ciudad limpia y la de los centros sociales adelantados a su época con yoga, bolillos y bailoterapia para regocijo de usuarios y monitores, ha logrado acabar con la brecha digital lúdico-festiva. Tres mil ovetenses entre los 50 y 75 años hacen la postura de la garza, tejen tapetes o empiezan el día con alegría a ritmo de salsa desde el salón de su casa mirando la pantalla de su ordenador. Son 3.000 vecinos modernos que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, sin brechas ni limitaciones por edad o analfabetismo digital. Pero hay otros que sí tienen brecha. Varias. En el barrio más populoso del municipio, con casi 20.000 habitantes, rajas y boquetes dejan pasar el agua en los pisos de tres bloques de edificios. Son 101 viviendas. Entre humedad, goteras, asma, mal olor o ropa amontonada en el suelo a falta de armarios sin moho, la insalubridad se mezcla con el conflicto. A las reclamaciones sin respuesta a Vipasa, empresa que gestiona el parque público de viviendas del Principado de Asturias, se suman las denuncias por amenazas, ruedas pinchadas o coches rayados. Vecinos contra vecinos. La educación deficiente de unos es incompatible con la dignidad de la familia de la puerta de al lado. Las quejas se convierten en aceptación porque los Servicios Sociales –regionales o municipales– no intervienen. En Oviedo hay brechas, aunque se mire hacia otro lado. Oviedo es dual. Mientras una familia estrena en Villamejil la primera casa solar del norte de España con piscina, suelo radiante y coche eléctrico que se carga en el patio, otros abren la ventana de par en par para ventilar la inmundicia.

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