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Jonathan Mallada Álvarez

Crítica / Música clásica

Jonathan Mallada Álvarez

Apuesta local

La pandemia ha provocado un parón en las programaciones culturales del que las entidades musicales tratan de sobreponerse como buenamente pueden. Una prueba de ello fue el concierto de la pasada tarde del viernes, fijado para, exactamente, once meses antes, con la ayuda de concertino (Eva Meliskova) como solista del “Concierto para violín nº 1” de Bach y Lina González-Granados a la batuta. La baja de la directora propició que el ovetense Óliver Díaz se pusiera sobre el pódium al frente de un programa que se completó con la Sinfonía “Escocesa” de Mendelssohn y el “Dumbarton Oaks” de Stravinsky, compositor de cuyo fallecimiento se celebrará próximamente el quincuagésimo aniversario y que, deseamos de forma sincera, tenga mayor fortuna que el ya consumido “Año Beethoven”.

Orquesta camerística para interpretar el concierto de Stravinsky, obra de gran dificultad por su complejidad rítmica, pero donde la OSPA respondió al hábil manejo de Díaz, atento a las entradas, ajustando el tempo y marcando las síncopas. Además, el director extrajo de la agrupación camerística un color bastante rico y esa frescura tan propia de las obras del compositor ruso.

En el “Concierto para violín nº 1 en la menor”, también con una formación reducida, los resultados fueron dispares. Eva estuvo muy motivada pero insegura y, aunque la cuerda hizo gala de una sonoridad bastante brillante, la agrupación estuvo algo desajustada, un hecho que se evidencia todavía más en un Bach de texturas tan diáfanas. Sin duda alguna, la adición a la plantilla de un clave habría ayudado a lograr una sonoridad más convincente y a mantener la tensión y la pulsación. Con todo, el segundo movimiento dejó algunos pasajes de gran belleza. Meliskova se tomaría la revancha en su propina, de nuevo Bach, muy ajustada y ahora sí, más suelta, con un carácter notable y cierto atractivo lírico.

La última obra que se ponía en liza era la “Sinfonía nº 3 en la menor” de Félix Mendelssohn, de marcada impronta romántica, repertorio donde la Sinfónica del Principado se siente más cómoda. Díaz y la OSPA enderezaron el rumbo con una interpretación más fluida y unas dinámicas que aportaron volumen. Destacó especialmente el tercer movimiento (Adagio), muy matizado y desprendiendo gran calidez en una temporada de Iviernu que ya agoniza en detrimento de una esperanzadora primavera.

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