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Julio Vaquero Iglesias

El homenaje a Juan Ignacio Ruiz de la Peña

La calle en el parque del Campillín, un merecido reconocimiento al medievalista ovetense

En mayo de 2016 falleció el catedrático de Historia medieval, historiador e insigne asturianista Juan Ignacio Ruiz de la Peña y fueron varios destacados representantes de la cultura asturiana y algunas instituciones culturales los que pidieron al consistorio ovetense que dedicase en su recuerdo y en reconocimiento de su importante labor por la historia y la cultura asturianas el nombre de una calle, plaza, paseo o elemento urbano.

Nos sabemos por qué aquella petición que tenía sobrado fundamento para que se aceptase no se atendió por nuestras autoridades y representantes locales, enzarzados en una enconada lucha por el control de la onomástica del callejero ovetense. Lucha que llega todavía hasta hoy y se dirime en los tribunales de justicia.

Y es ahora, cuatro años y pico después de su fallecimiento, cuando están en curso de hacerse realidad aquellas peticiones de entonces. Pero no, desde luego, por iniciativa de nuestros representantes municipales, sino por la de varios sectores de la sociedad civil, que de nuevo la han propuesto y formalizado consiguiendo su aceptación por nuestro ayuntamiento, que ha dispuesto dar su nombre a un paseo del parque del Campillín, situado en el corazón del Oviedo histórico, esto es, donde, pienso con cierto atrevimiento, sin duda a él, dado su amor por Oviedo y su sencillez y bonhomía, le habría gustado.

Es necesario felicitar a aquellos de los que ha surgido esta justa petición, esto es, a la Asociación Profesional de Arqueólogos de Asturias, a don José Antonio Álvarez Castrillón, cronista de los Oscos y discípulo de nuestro historiador. Petición respaldada por un nutrido grupo de compañeros y discípulos.

Quizás, con motivo de este reconocimiento que supone la imposición de su nombre a un elemento de la ciudad o más adelante, en mayo, cuando se cumpla el quinto aniversario de su fallecimiento, debería de organizarse un homenaje en recuerdo de su figura y su obra.

Una labor que fue más allá de su carrera profesional como catedrático de Historia Medieval e historiador que analizó la historia medieval de la ciudad de Oviedo, el mundo urbano asturiano de aquellos siglos o los orígenes del Principado de Asturias, amén de otros numerosos y destacados estudios sobre la historia medieval de Asturias, tras los pasos de su maestro don Juan Uría.

Más allá de esa importante labor, Juan Ignacio fue un verdadero y entusiasta difusor y divulgador de todo lo que se refería a la cultura asturiana y como tal, además de su importante labor como director del RIDEA, animó y apoyó a todos aquellos que nos dedicábamos a la investigación de la historia y la cultura asturianas desde diversas maneras formales e informales, desde plataformas oficiales o particulares, como fue, por ejemplo, su intervención en la creación y difusión de la revista Ástura, de gran nivel y en la que encontramos siempre sus páginas abiertas todos los que investigábamos aspectos de la historia y la cultura asturiana.

Cuando el paseo de su nombre esté activo, me gustará recorrerlo recordándolo y reconociendo todo lo que Nacho hizo de manera voluntaria sin ningún interés mercenario motivado únicamente por su inmenso amor por Asturias.

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