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José Ramón Castañón, Pochi

Concejalía de la soledad

La necesidad de desarrollar políticas efectivas que mejoren la situación de las personas mayores sin compañía, que ya suman 14.000 en el municipio

“Me levanto, me lavo, me siento, desayuno y ya está” Esta es toda la vida de una pobre señora de mi parroquia. Triste, solitaria, abandonada, sin esperanza…

La soledad es un problema en aumento en nuestras sociedades occidentales. En España hay dos millones de personas mayores de 65 años que viven solas. En Asturias 140.000 mayores viven solos, en Oviedo unos 14.000… Cifras vergonzantes y escandalosas. La soledad en personas mayores llega a los niveles de los Países nórdicos… “Los mayores cada vez estarán más solos”, debido a “un cambio de usos sociales y de vida”. Se ha perdido el sentimiento de vecindad, y las redes familiares ya no son tan extensas y sólidas como solían ser.

“La soledad es la primera causa de exclusión social en nuestra ciudad”. Es un fenómeno generalizado y sus consecuencias son terribles: problemas de seguridad, que te ocurra algo y nadie se entere; personas que necesitan algún tipo de apoyo y no lo van a tener... Pero, sobre todo, la cercanía emocional, la falta de relaciones empobrece muchísimo la vida de las personas.

La globalización, la tecnología que se impone hasta en lo más cotidiano, y el individualismo han eliminado el salir a la calle como forma de relacionarse. “Las relaciones son más distantes, estamos más solos y con relaciones menos comprometidas. No tenemos cultura de la comunicación. Estamos en una sociedad que, progresivamente se va deshumanizando, pierdes el vínculo con tu grupo, y el desconocimiento trae la soledad, desorientación, depresión y, después, infinidad de problemas mentales”.

Varios países, como Japón, han creado un Ministerio de la Soledad. En el nuestro no llegará nunca. Por eso, pedimos para Oviedo la creación de una concejalía de la Soledad, solicitamos a nuestro Alcalde, hombre de profunda sensibilidad, una Estrategia global contra esa soledad en las personas mayores. Elaborar un plan que se marque objetivos: cómo sensibilizar a la población, fomentar la sociabilidad de las personas mayores a través de familias, relaciones interpersonales y voluntariados, elaborar guías para los profesionales que atienden a estas personas y mejorar la tasa de actividad y ocupación de los mayores.

El Ayuntamiento en solitario no puede resolver los problemas que acarrea el crecimiento exponencial de la soledad. Se están desarrollando servicios de apoyo en domicilio, desplazamientos, tratamientos…, pero la soledad se resuelve con compañía, con personas, con diálogo, con atención vecinal. Es necesaria la movilización ciudadana y el voluntariado para establecer vínculos en el entorno cercano y los barrios, para detectar posibles casos de aislamiento de personas que se ven obligadas a estar solas, por abandono, dejadez, ruptura familiar u otras razones sangrantes. Crear y desarrollar programas, como la Red de amigos, Siempre acompañados, o el Proyecto radar. Que no se quede en equipos de limpieza de las casas de aquellos ancianos que han fallecido en la más absoluta y degradante soledad.

Sería muy urgente la construcción de una sociedad con “valores, empatía, compasión, verdadera solidaridad”. Nos estamos jugando qué tipo de sociedad-ciudad queremos tener”.

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