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Jonathan Mallada Álvarez

Crítica / Música

Jonathan Mallada Álvarez

La primavera florece

Exquisita velada barroca con “Vespres d’Arnadi” y Vivica Genaux

La Primavera Barroca va llegando a su fin. Luchando contra la pandemia y contra un aforo demasiado reducido ha sabido mantener un gran nivel en su programación e incluso la colaboración con la Universidad de Oviedo y los conservatorios profesional y superior para incentivar la asistencia de los jóvenes estudiantes. Una apuesta por la renovación del público y la cultura musical que se consolida y afrontará, el año que viene, su novena edición.

La obertura de “Didone abbandonata” fue un fiel reflejo del torbellino musical que barrió la sala de cámara el pasado lunes. La formación comandada por Dani Espasa enfatizó la articulación, siempre con un tempo muy marcado, y contrastando las frases musicales con acierto, estableciendo los juegos forte-piano tan característicos del barroco y exhibiendo una gran riqueza en la sonoridad a través de cada miembro de su plantilla: cuerda, clave, guitarra, oboe, trompa.

Este fue el caldo de cultivo perfecto para que germinara la voz pirotécnica de Vivica Genaux, que pareció suspirar aliviada nada más quitarse la mascarilla. Con su timbre hermoso, y voz cálida, agudos bonitos y unos graves con cuerpo, desarrolló las agilidades sin perder volumen ni color en el aria “Son qual misera Colomba”. Siempre en perfecta sincronía no sólo de tempo, sino también en las dinámicas y el carácter, perfectamente acompasado, con el ensemble, la mezzo ornamentó con profusión los “da capo” de las arias según la costumbre de la época, como se pudo apreciar en “Un sì funesto addio”, cargado de emotividad.

Dani Espasa supo dirigir con mano de cirujano a una formación bien trabajada que encogía y estiraba el tempo, jugando con la sonoridad y matizando cada una de las frases musicales que encaraba, muy preocupados en todo momento por la afinación. Toda esta brillantez se plasmaría en el “Allegro del concierto para violín en sol mayor” de Pisendel, donde la concertino Farran Sylvan se mostró pletórica en una cadencia ciertamente hermosa.

Pero la protagonista sin duda era Vivica Genaux que supo meterse al público en el bolsillo desde el primer segundo. Sus últimas arias fueron un conjunto muy bien balanceado que demostraron por un lado el carácter impetuoso y enérgico, en “Di quell’acciaro al lampo”, conjugado a la perfección con la candidez y el recogimiento de “Piange quel fonte”, donde los diálogos con el oboe, llenos de dulzura y sentimiento, mostraron a una agrupación que estuvo pendiente de arroparla y respirar con ella en cada cesura.

El final perfecto del concierto fue el aria “Come nave in mezzo all’onde”, de Hasse, que la mezzo norteamericana interpretó como propina ante un público subyugado por su artificio y virtuosismo vocal, que habría seguido escuchando y disfrutando de su voz durante varias obras más.

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