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Oviedo, única capital sin recinto ferial

Las posibilidades de los espacios de La Vega para acoger las grandes citas de la ciudad

En 1887, Fermín Canella escribía en su “Libro de Oviedo: Guía de la Ciudad y su Concejo”: “El sitio para la feria de La Ascensión fue variando. Durante muchos años eran lugares preferidos las antiguas calles de Mercaderes, Campo de la Lana, Pumarín y ahora Puerta Nueva baja, San Roque y San Lázaro, que no tienen el desarrollo y espacio suficientes. Falta en los alrededores de Oviedo un sitio á propósito para ferias, y otros servicios municipales y convenientes á los pueblos”.

El problema sigue sin resolverse 134 años más tarde. Oviedo es la única capital de España que no cuenta con un recinto ferial. Se dice pronto.

Ante cada Ascensión, San Mateo, San Xuan, Martes de Campo, Antroxu o cualquier otro evento, festival o fiesta popular a los carbayones no nos queda otra que mirar al cielo y esperar que no llueva, cosa bastante habitual en estas tierras.

No pasó alcalde por el consistorio sin propuesta de recinto ferial, sin pretender cambiar de ubicación las fiestas, sin prometer que las próximas se celebrarían en lugar más decente, sin asegurar que la ciudad contaría con un emplazamiento adecuado para conciertos y eventos culturales. Las pistas de San Lázaro, la plaza de toros, la plaza de la Catedral, la explanada del Tartiere, el parque del Oeste, el Calatrava, Montecerráu, La Losa, La Florida son emplazamientos que una y otra vez se vuelven protagonistas de este eterno bucle carbayón: políticos disponen, vecinos se quejan, juez paraliza, periodistas redactan, y así una y otra vez durante décadas y más décadas.

Y mientras tanto, La Vega, abandonada.

Origen e historia de Oviedo, motor de la ciudad moderna, patrimonio industrial que envidiaría cualquier ciudad, que permanece en silencio aguardando su futuro. Una Vega que ya es recinto, una Vega situada en pleno corazón de Oviedo, llena de hermosas naves industriales con miles de metros cuadrados con capacidad para albergar toda esta ciudad, con sus sueños y proyectos.

Una Vega encantada de recibir a sus vecinos, a tantos carbayones que aún la desconocen, y que con solo un vistazo se enamoran de sus maravillas por tanto tiempo ocultas. Una Vega que en cada nueva actividad demuestra su potencial como espacio multiusos. Una Vega que nos susurra qué es lo que quiere ser.

La Vega, el alma de Oviedo, a la que Alfredo Canteli quiere destruir para levantar un polígono, colmatar de pisos y atravesar con una autopista.

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