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Gonzalo García-Conde

Paraíso capital

Gonzalo García-Conde

La reválida

El camino que le resta por andar a la cultura ovetense

Hace unas semanas tuve la ocasión de hablar un rato largo con Helios Amor, héroe cultural de la Villa de Gijón, personaje muy interesante, profundo y de carácter encantador. Nunca nos habíamos sentado antes a charlar antes con calma y café. Resultó una conversación fácil en la que enseguida encontramos puntos en común.

En ese diálogo, inevitablemente llegamos a trazar paralelismos entre la vida cultural de las dos poblaciones, la suya y la mía, siempre rivalizando en todos los aspectos. En los últimos treinta años la villa nos ha dado un baño de programación, sobre todo en lo que a la vanguardia se refiere. Hablo del festival de cine, la Semana Negra, la Laboral, el Real Instituto Jovellanos, el Euro Ye-Ye, el Gijón Sound, la Laboral, el LEV, conciertos perfil Tina Turner, etcétera. Frente a la ópera y la zarzuela, la clásica, la cabalgata de América en Asturias, la Balesquida y poco más. Exagero, minimizo lo bueno, pero en el fondo es así.

En algo estábamos muy de acuerdo Helios y yo: resulta ridículo ver como dos núcleos de población separados por menos de treinta kilómetros se empeñan en competir a sangre y fuego en lugar de complementarse. El público objetivo de una y otra ignorando sistemáticamente lo que ocurre al otro lado de la autopista de la “Y”. Avilés, mientras tanto, entra al juego de esta pelea señalando diferencias con ambas, no coincidencias.

Sin embargo, Amor señalaba que en algún momento de los últimos años se había dado la vuelta a la tortilla. Tenía la impresión de que Vetusta se estaba situando en un punto de versatilidad artística muy interesante. El problema, le contestaba yo, no es que no estén pasando cosas, sino que eso no sea flor de un día. Las apuestas deben tener continuidad. Empieza el verano y las perspectivas son buenas en la capital. Después de estos meses en los que la oferta se ha diversificado con muchas propuestas interesantes. Hablo de la Semana Profesional del Arte, las jornadas Cincuenter, el jazz, el Link Fest, algunas pinceladas de teatro... llevo meses hablando de esto. Tras haber quedado finalista del Certamen Nacional España Creativa (gracias a la programación telemática Cultura de Salón durante el confinamiento) llega el momento de la reválida. Hay que demostrar que todo eso no son tiros al aire, fuegos de artificio.

En eso pensaba mientras caminaba el otro día entre la arboleda y naves de la Fábrica de Armas, sede por segunda vez del Festival Cafca, dedicado a las artes escénicas de perfil familiar y para todos los públicos. Se trata de la primera “segunda edición” para el equipo de José Luis Costillas. Se observa además una evolución: no sólo ha crecido en contenidos, no sólo es parte de la conquista ciudadana de la Fábrica de la Vega, además se ha abierto a nuevos y sorprendentes espacios como los Jardines de la Rodriga o la colonia de viviendas de la calle Joaquín Costa. Lo mismo se podría decir de la antigua cárcel, que se abrió para las Cincuenter. O, más sencillo aún, recuperar el Campoamor para actividades alejadas de la lírica. El mismo camino que parece traer la segunda edición de El Vesu, en cuyo cartel pasaremos de Kiko Veneno a “Novedades Carminha”, pasando por los “La La Love You”.

Pronto la Temporada de Ópera alcanzará su 75.º aniversario. Un hito ciclópeo, extraordinario. Pero para llegar a eso hubo que celebrar una primera edición y luego una segunda. Un vigésimo quinto y un quincuagésimo aniversario. Tuvo que sobrevivir a los políticos de su época y a los posteriores, incluso a sus fundadores. Hasta ser parte del alma de la ciudad. Todo eso pasará si se van aprobando reválidas. Caminos que se hacen caminando.

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