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José Ramón Castañón, Pochi

Exitoso campamento de la parroquia de Teatinos

Una tradición que sobrevive a las restricciones y la pandemia

Después de meses de trabajo intenso, de mucha preocupación por la situación de pandemia que nos sometía a la incertidumbre –pues no sabíamos si podríamos vivir nuestra experiencia de campamento o en qué condiciones lo podríamos llevar a cabo– al final hemos podido disfrutar de tres intensas semanas de convivencia, alegría, naturaleza, de juego, experiencias de amistad esfuerzo y compañerismo, en nuestro tradicional Campamento Pelayo, que nuestro querido y mítico párroco Don Juan soñó y fundó hace ya más de cuatro décadas.

José Ramón Castañón, “Pochi”, en Lugueros (León). | LNE

José Ramón Castañón, “Pochi”, en Lugueros (León). | LNE

Después de todo el trabajo y la entrega de más de treinta jóvenes y adultos con la intendencia, ha sido posible, con todas las medidas, limitaciones y precauciones, con un número acampados reducido al 50%, con limitación de tiempos, con toda clase de medidas de higiene, pero con la misma ilusión y entrega por parte de todos, hemos podido desarrollar nuestra actividad, con más de 100 niños, niñas y jóvenes de la parroquia y del barrio, sin ningún tipo de problemas. No sufrimos incidencia médica alguna; pero no ha sido por suerte o casualidad, sino fruto del compromiso y del trabajo de todos; test de antígenos para todos, grupos burbuja, mascarillas, espacios y juegos diferenciados, extremada precaución en los momentos comunes, higiene llevada hasta la pulcritud extrema; cierre absoluto de contactos con el exterior, con las familias y la gente del pueblo. Todas estas restricciones pueden dar la falsa sensación de un campamento aburrido y falto de vida. Nada más lejos de la realidad. Hemos disfrutado todos, no hubo lágrimas ni “mamitis”; el tiempo nos acompañó, aunque la noches fuesen frías; la relación con acampados y monitores ha sido cariñosa, afectiva, cercana y sin ningún tipo de problema ni toque de atención; el comportamiento de los chicos y chicas y de los “peques”, ha sido de lo mejor, han llevado las restricciones con alegría, han participado en todos los juegos y actividades con una entrega desbordante, han respondido y atendido a todas las indicaciones de nuestros monitores y monitoras.

Jóvenes en el campamento de verano “Pelayo”, de la parroquia de Teatinos. | LNE

Podemos sentirnos satisfechos, primero por trabajo de todo el equipo de campamento, de la implicación y compromiso de toda la parroquia, de la respuesta de las familias, que salvaron los temores y supieron dar a sus hijos la oportunidad de volver a nuestro Campamento, tan especial y diferente, a esa experiencia inolvidable de naturaleza y amistad. Porque después de dos años pudimos mantener viva una tradición emblema de nuestra Parroquia, de nuestro barrio de Teatinos, en las hermosas tierras leonesas de Lugueros.

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