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Eva Vallines

Crítica / Teatro

Eva Vallines

Derroche de humor

La compañía “Yllana” ofrece un espectáculo redondo que cumple con creces las expectativas del público que acudió con ganas de divertirse: un buen comienzo para la temporada teatral

“Lo mejor de Yllana” es un regalo de cumpleaños que la legendaria compañía de humor gestual hace a sus seguidores. Una recopilación de los mejores momentos de su trayectoria para conmemorar los 25 años de existencia, que ahora ya son 30, como bien refleja la cinta con la que han envuelto el escenario. A golpe de una música discotequera muy cañera da comienzo un espectáculo sin tregua, que tiene como prólogo el genial gag de las tijeras en el que los cuatro virtuosos del gesto se cosen a puñaladas traperas.

A lo largo de siete sketches representativos de toda su carrera se meten al espectador en el bolsillo gracias a su profesionalidad, ingenio e ironía. Incluso los que no somos muy aficionados a este tipo de humor nos vemos atrapados y seducidos por esa complicidad socarrona con la que interactúan con el público a un ritmo vertiginoso que funciona como un mecanismo de relojería. Jony Elías y Raúl Cano están genial como Pocholo y Borjamari en bermudas y pajarita que juegan a regar al patio de butacas con el contenido de sus copas, de lo que alguna espectadora se defendió paraguas en ristre, haciendo inútiles los plásticos del desquiciado barman (Juanfran Dorado). Asombra cómo consiguen recrear el ambiente de un casino en Las Vegas con apenas dos tablas y sus cuerpos. Al prodigio técnico de su dominio corporal y del clown hay que sumar el de los efectos especiales, que son casi un personaje más y componen una melodía perfecta de sonidos encadenados.

El factor sorpresa, con tintes del absurdo, es otro de sus aliados, como en el gag de la piscina donde un tatuado musculitos y un fofisano en Meyba modelo Palomares acaban haciendo un rodeo a lomos de un tiburón. Uno de los cuadros más antiguos, perteneciente a “¡Muu!”, su primer montaje, es el del torero destroyer que acaba cargándose la imagen de la Virgen María, y está protagonizado por Fidel Fernández, uno de los fundadores de Yllana. El momento cumbre de la función es el del apartamento del pijo Pocholo, convertido gracias a unas gafas de realidad virtual en un bar con drogas, camello y perros policía incluidos (fabuloso Juanfran Dorado en su metamorfosis perruna), al que incluso trasladan a una espectadora que les siguió muy bien el juego. En el último sketch una nave espacial de “Star Trip” aterriza en un planeta desconocido y los actores bajan al patio de butacas llegando a hacer una incursión al San Mateo de la Plaza Porlier, retransmitida en directo en pantalla, como si del Planeta de los Simios se tratase, coronándose con el asombroso vuelo de los astronautas que juegan con su ingravidez y acaban echando un partido de fútbol. Una lluvia de confeti y aplausos pone el broche final a un espectáculo redondo que cumple con creces las expectativas del público que acudió con ganas de divertirse. Un buen comienzo para la temporada teatral de estas fiestas.

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