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Pedro Rodríguez Cortés

Echar de menos

La nostalgia de los ovetenses en 1949 según una encuesta en la revista de la SOF

En 1949 la revista de la SOF dedicada a las fiestas de San Mateo entrevistaba a una serie de destacados ovetenses con la siguiente pregunta ¿qué echa de menos en Oviedo? Las respuestas, aunque, en general, no aportan singularidades, sí nos dan el sentimiento de una época aún muy marcada por la Guerra Civil. Veinte años antes, el periódico madrileño “El Sol” (diario del que dijo Azaña “no se ha visto nunca un periódico que no gustaba a sus lectores”) había publicado el 25 de octubre de 1929 una encuesta semejante entre sus lectores. La encuesta tuvo enorme resonancia en la época. La encuesta de la SOF, por supuesto, no tuvo el eco de la del periódico madrileño, pero 72 años más tarde ofrece algunas curiosidades, cuyas respuestas relatamos a continuación.

Luis Vallaure, ovetense de pro y Presidente de Adoración Nocturna, echa en falta el “Cañu de Fontán” y la reconstrucción del destrozado barrio de Santo Domingo. Por su parte José Rayón, famoso en Oviedo y muy vinculado a Don Policarpo Herrero, recordaba las losas de la plaza de la Catedral, que embadurnaban con cera para deslizarse por las calles con las consiguientes “llombardaes”. Recodaba asimismo el kiosco de Porlier, donde las tres bandas que entonces había en Oviedo daban sus conciertos, o el Arco de los Pilares, el cine Fandiño o la “Bombonera” Teatro en Cimadevilla.

Ramón Prieto Bances, profesor y prestigioso investigador, ponía especial énfasis en “echar de menos” a sus entrañables amigos, la iglesia de San Francisco, o la acera de los Álamos entre el paseo y la calle Uría. Guillermo Estrada, profesor universitario coincide con Bances en recordar a los amigos ovetenses. Del Camino, exdirector del diario “El Carbayón”, evoca con nostalgia las fuentes populares de la capital como “La Fontica”, la de Las Dueñas y El Fontán y el entorno de la calle Santa Ana, donde vivió, y expresa su preocupación por el caserón de Santa Clara y el futuro de su magnífica puerta de la fachada principal a la calle Covadonga.

Maximino Victorero, empresario hostelero, echa en falta el carácter especial de los ovetenses. Habla de un Oviedo despersonalizado, falta el humorismo tradicional, sus tertulias de los cafés, paseos, pasajes o calles, o las virtudes innatas de los ovetenses para la repentización, la inventiva o la “salida” siempre adecuada al chiste o la anécdota. Adolfo Casero Areces y Plácido Álvarez Buylla, otros populares ovetenses encuestados, no aportan un “echar de menos” concreto.

Como denominador común, en todos se manifiesta la nostalgia por la ausencia de los amigos. A propósito de esa nostalgia recodamos las palabras de Julio Caro Baroja en su particular “echar de menos” y era “la desaparición de sus amigos, no la tersura de la piel, el brillo del pelo, buenos dientes, etc”.

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