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Eva Vallines

Crítica / Teatro

Eva Vallines

Con voz propia

La compañía “Luz de Gas” crea un espectáculo oportuno y necesario, que visibiliza el drama de la violencia de género en sus múltiples facetas. A través de tres historias entrelazadas, Mayra Fernández e Ici Díaz levantan sus voces, que parten del susurro confidente hasta el grito estremecedor, por aquellas que no la tienen. Sueños frustrados, violencia doméstica encubierta, explotación sexual, infancia maltratada, cuentos envenenados y promesas incumplidas presiden los relatos que encarnan las versátiles protagonistas.

Las actrices Sara y Sofía ensayan una obra basada en un cuento popular para niños, pero ninguno de los cuentos tradicionales sobrevivirá a la lectura de género que hace Sara, recién salida de la Escuela de Arte Dramático y educada en una familia con reparto de roles y tareas equitativo. Sofía, actriz curtida en las tablas y en la vida, responde con ironía resabiada a la intensidad y vehemencia de la joven intérprete, como ocurre en la parodia del calentamiento actoral. Esta nunca habla de su familia y sólo al final, en “el cuento de Sofía”, descubriremos una infancia con ogro incluido. Este metateatral eje narrativo se va cruzando con la historia de dos mujeres, que huyendo de la pobreza de un país del Este acaban sumidas en la trata de blancas más abyecta, con momentos de alta intensidad dramática y con el testimonio de dos hermanas, Nut y Arlet, que conviven con el drama de la violencia conyugal y sólo en sus susurros y confidencias intramuros pueden escapar a la opresiva realidad que las rodea en forma de burka o chador.

Una aséptica escenografía de un panel y dos módulos blancos, contrasta con el negro del vestuario lencero de las actrices, iluminadas por cinco bombillas que penden del techo y van focalizando la atención en un montaje en el que los juegos constantes con la luz tienen mucho que decir, ofreciendo incluso incursiones en el teatro de sombras. La eficiente dirección de Francisco Pardo se basa en el trabajo corporal, en el que destacan las excelentes y expresivas coreografías de Ici Díaz, que configuran un espectáculo con un ritmo ágil y atrayente. El éxito de la función, no obstante, reside en la calidad interpretativa de las protagonistas, que aportan verdad y emoción –preciosa la voz de Mayra Fernández– a un texto que reivindica el fin de la lacra social de la violencia de género desde la sororidad y la toma de conciencia.

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