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Andrea García Torres

Crítica / Música

Andrea García Torres

Experiencia y juventud

Las tablas de Mullova y la energía de Peltokoski, determinantes para la consecución de un buen concierto en el Auditorio

La segunda cita de los Conciertos del Auditorio transcurrió con éxito aunque no sin sobresaltos, ya que las cancelaciones artísticas y cambios de última hora a los que la pandemia nos ha acostumbrado condicionaron mucho este segundo concierto de la temporada.

Experiencia y juventud

La sustitución de la directora Alondra de la Parra por el finlandés Tarmo Peltokoski sirvió para presentar en la capital asturiana a un director lleno de una energía que logró contagiar tanto al público como a los profesores de la Oviedo Filarmonía. Es reseñable la lectura que hicieron de la “Sinfonía n.º 8 en sol menor” de Dvorák, versátil, inspirada y honesta; una buena labor de conjunto con un sonido empastado. La gestualidad de Peltokoski en el podio, muy personal y carismático, deja entrever una madurez musical sólida, especialmente destacable para alguien que aún está en una etapa temprana de su carrera artística. Muy convincente fue también el “Danzón de Márquez”, que abrió el concierto.

Pese a ello, la comunicación sobre el escenario entre Peltokoski y la violinista Viktoria Mullova no terminó de estabilizarse. La extensa carrera que tiene a sus espaldas la avala y su interpretación el jueves en el Auditorio no hizo más que confirmar que técnicamente apenas hay nada que rebatirle. ¿Quizás algunas notas puntuales de dudosa afinación? No son suficiente para desmerecer un concierto tan exigente como el de Sibelius, en el que Mullova fue firme a la hora de imponer su criterio. La orquesta, sin embargo, no parecía la misma que había sido en Márquez y que después interpretó Dvorák. Peltokoski no estaba cómodo tampoco, muy preocupado por marcar el tempo en momentos, como al comienzo del concierto, en los que con hacer una labor camerística con los profesores de escuchar a la solista habría sido igual de efectivo.

Fue, en definitiva, una jornada que tuvo momentos sobresalientes, en los que la experiencia de Mullova y la energía positiva del joven Peltokoski fueron determinantes.

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