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Carlos Fernández Llaneza

Los clarisos

La oposición de un grupo de intelectuales contra la intervención de 1962 en el convento de Santa Clara

Si Oviedo tuvo la desgracia de ver cómo una gran parte de su rica herencia arquitectónica, artística o natural se perdía por diversas causas, no es menos cierto que tampoco faltaron voces que clamaron contra estos dislates. Tal es el caso de un grupo de ovetenses que, merecidamente, recordamos hoy. Merecidamente porque, con el fin de preservar una parte de la historia ovetense como era el convento / cuartel de Santa Clara, confrontaron con unas autoridades que, en 1962, no eran muy proclives a admitir discrepancias. Lo definía bien Javier Neira hace una década en las páginas de este diario: “De un lado, las todopoderosas autoridades franquistas: del otro un puñado de ilustrados que fueron motejados como ‘los clarisos’. Aceptaron el nombre supuestamente ridículo y lo convirtieron, con orgullo, en una divisa de la insumisión ante la prepotencia y la ignorancia de los jerarcas de la época. Un hito de sensibilidad hacia nuestro patrimonio cultural”. El 13 de septiembre de 1962 publicaron un manifiesto que, obviamente, no pasó desapercibido. Decía así: “Celebrándose ya como inminente la total o parcial destrucción de Santa Clara, con casi general aplauso de autoridades, prensa y público ovetenses, los que suscriben, sin dejar de rehuir toda polémica sobre un asunto en el que creen solo debieran entender los organismos competentes, desearían hacer notorio su inútil sentimiento ante esta nueva pérdida, a la que como adhesión al vituperado monumento, se declaran públicamente ‘clarisos’, sin olvidar que por ello tendrán que compartir los pocos deseables remoquetes prodigados actualmente al edificio, pero deseosos ante todo de que conozcan su sentir las demás personas que hoy o en el futuro puedan deplorar el derribo. Seguros de que tendrá usted la atención de ordenar que el periódico publique estas líneas, le quedan muy reconocidos, Manuel Álvarez Buylla, Manuel Cueto Guisasola, J. María Estrada, José Mª Fernández Pajares, A. del Fresno, José Manuel González, Paulino González Sandonis, Joaquín Manzanares, Emilio Marcos Vallaure, Bernardino Maside, J. Meana Feito, A. Rodríguez, Antón G. Rubín, Juan Ignacio Ruiz de la Peña, Eugenio Tamayo, José Ramón Tolivar Faes, Juan Uría Riu”.

Los clarisos

Unos días más tarde, el 22 de septiembre, LA NUEVA ESPAÑA, tras la recepción del manifiesto, publicaba: “Hemos recibido la extraña carta que más abajo reproducimos. Después de un silencio de años, por lo que asomarse a los órganos de información y opinión se refiere, los “abajo firmantes” se deciden a “salir en los papeles” cuando ya no caben más soluciones para Santa Clara que la que ya está a punto de realizarse. Entendemos, por ello, que ‘los abajo firmantes’ desean algo parecido a ‘anunciarse como clarisos’. En este supuesto, el camino más indicado es el de nuestra Administración, sección de publicidad, o bien el envío de tarjetas de visita. De todas formas, consultadas las normas pertinentes, teniendo en cuenta las facultades discrecionales de la Dirección y sin que sirva de precedente, accedemos gustosos a insertar la carta en la que diecisiete vecinos de Oviedo hacen profesión de fe ‘claricista’. Con respecto a algunos aspectos de la carta, que pueden ser objeto de comentario del lector, estimamos interesante concretar tan solo estos dos puntos:

a) La historia de Santa Clara en los últimos años ha quedado certeramente recopilada, en toda su versión, por el alcalde de Oviedo, a través de las declaraciones que uno de estos días publicamos.

b) En cuanto a que del asunto de Santa Clara sólo ‘debieran entender los organismos competentes’, el caso está diáfano: los ‘organismos competentes’ han dictaminado a tiempo y ni Santa Clara ha sido declarado monumento nacional ni ha merecido la atención del Ministerio de Educación Nacional –al que pertenece la Dirección General de Bellas Artes–, hasta el extremo de que el entonces titular manifestó rotundamente al alcalde de la ciudad que su Departamento no invertiría un solo céntimo en el edificio. Entre el cúmulo de anécdotas que en torno a Santa Clara se tejieron y que el público no conoce, no está de más airear una en estos momentos. Cierta personalidad de relieve, incluso internacional en el campo arqueológico e histórico, miembro de la Academia de Historia, cuando ahora hace un año, poco más o menos, conoció Santa Clara, se expresó en estos términos: ‘¿Y por esta porquería (ponga el lector otra palabra menos limpia) nos han traído de cabeza a los académicos?’””.

Pues bien, una vez más un edificio histórico en peligro con una parte de la administración interesada en dejarlo caer. Y por otra, ovetenses preocupados por su historia, por su cultura por su ciudad. Que nunca nos falten. Sirvan estas líneas como homenaje, reconocimiento y gratitud a los clarisos de 1962 y a todos aquellos “clarisos” que siguen sintiendo y queriendo el patrimonio ovetense como algo propio.

Lo que es de todos entre todos debemos cuidarlo.

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