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Jonathan Mallada Álvarez

Crítica / Música

Jonathan Mallada Álvarez

Intimismo musical

La pureza del timbre de Jaroussky

Intérpretes: Philippe Jaroussky (contratenor), Thibaut Garcia (guitarra). Programa: obras de Poulenc, Giordani, F. Caccini, Dowland, Purcell, Mozart, Paisiello, Rossini, Granados, Schubert, Fauré, Barbara, Lorca, Britten, Bonfá, Reis, Ramírez y Matos Rodríguez

Oviedo volvió a vivir otra noche mágica el pasado miércoles de la mano (o mejor dicho, de la voz) de la estrella francesa Philippe Jaroussky. Todo un regalo musical no sólo por el nivel exhibido por el contratenor, sino también por la conexión y buena sintonía que evidenció, con un público muy respetuoso, y la atmósfera intimista generada, ante un auditorio en penumbra que Jaroussky se atrevió a iluminar con la pureza de su timbre.

En esta ocasión, no llevó a cabo un programa barroco como se cabría esperar (como ya desplegara el cantante francés hace tres años en esta misma sala), sino que tendió un puente entre dos mundos aparentemente opuestos como el de la guitarra clásica y los contratenores, encarando un repertorio, si bien no excesivamente complejo, diferente y muy atractivo.

Desde la interpretación de “À sa guitare”, la canción que da nombre al programa (y al disco), se pudo percibir lo que busca Jaroussky en esta reinvención personal: disfrutar. Sin más. Disfrutar con la pureza de su timbre, pulido, cálido y luminoso, masticando cada una de las sílabas de las canciones de Poulenc o de Fauré y recreándose en su lirismo y en la indescriptible belleza de la lengua francesa.

“When I am laid in earth”, seguramente la pieza en la que se siente más cómodo, fue todo un derroche de expresividad, aportando un toque personal que también se percibió en la sorprendente versión del célebre “Erlköning”, trepidante y con dramatismo. Ahora bien, el contratenor es perfectamente dominador de su voz y de este repertorio y supo convertir ese dramatismo en delicadeza y un sonido legato y melifluo, presente pero sutil, en otras obras como “Abendempfindung” (de W. A. Mozart), “Manhã de Carnaval” (L. Bonfá) o incluso en “Nel cor più non mi sento” (G. Paisiello), con unos painísimos expresivos y bien afinados.

Mención especial merecen la pasional “Anda jaleo”, las melódicas “Il est quelqu’un sur terre” y “Septembre”, en las que Jaroussky estiró cada una de las notas a su antojo, imponiendo una dulzura encantadora. Igualmente brillante estuvo en “Alfonsina y el mar”, bien fraseada, utilizando el registro de pecho para algunos graves solventados sin mayor dificultad y dejando fluir su voz etérea y cristalina, envolviendo y casi meciendo a cada uno de los asistentes.

Thibaut Garcia fue el compañero perfecto. Siempre preciso y con una emisión muy limpia, logró una sonoridad compacta y llena de color, arropando en todo momento a Philippe y respirando con él. Destacó su desgarradora interpretación de “La Cumparsita”, llena de matices, con una admirable agilidad y rotundidad en el sonido.

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