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Álvaro Faes

al final de la semana

Álvaro Faes

Al Antiguo le falta cariño

Las necesidades del casco viejo ovetense

Admitámoslo. Para vivir en el Oviedo antiguo hay que ser un romántico. Un enamorado. El amor suele tapar los defectos. No es cuestión de cegarse en las carencias, pero empezar señalando la ausencia de un lugar donde dejar el coche es una buena muestra de cómo van las cosas allí.

Luego está todo lo otro: el Paraguas, el Bellas Artes, la sidra, la música callejera, el barrio de toda la vida, esas sombras permanentes, la humedad tan ovetense, el silencio de las tardes, sus personajes eternos, el bareto... Lo que mola.

Pero cada vez queda menos gente. El objetivo es fijar población. Como todo en la Administración, las cosas van lentas y al plan especial del Antiguo le urge no pegarse una década de un despacho a otro, de una instancia a otra. Un estudio previo ya habla, siempre en cuanto a mínimos, de un aparcamiento para tener opciones de atraer población. Fundamental. Y de preguntar a los actuales vecinos por sus necesidades. Y de incentivar de algún modo la instalación de negocios de todo tipo para huir del monocultivo. No todo pueden ser bares de copas, no todo pueden ser apartamentos turísticos.

Si quiere ser un barrio, el Antiguo ha de parecerse a un barrio. Con sus tiendas, sus espacios para la gente y, claro, su aparcamiento. Ya que el suelo no se puede horadar por la protección de la zona, la solución está en el estacionamiento en superficie.

Ese plan del Antiguo dibujará el barrio de la segunda parte del siglo. El de finales del XX y lo que va de XXI, 40 años podríamos decir, ya lo conocemos. Abandonó la oscuridad, dejó la marginalidad y se abrió a la vida. Pero el modelo está cerca de agotarse. Algunos artistas han encontrado refugio allí; hay algún estudio de arquitectura, pequeñas tiendas. Pero huele a generación espontánea, a romanticismo idealizado más que a practicidad. Son tan pocos que no hace ni un año que llegó por primera vez la fibra óptica.

Hay tanto por hacer que en cuanto la rueda eche a andar se notarán los efectos. Pronto estarán las cámaras de seguridad en marcha, señaladas como antídoto contra la proliferación de pintadas indiscriminadas. Están fuera del plan especial, pero bien se pueden señalar como la primera piedra del Antiguo del futuro. El barrio más bonito de Oviedo debe demostrar que lo es.

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