En el escenario del Auditorio Príncipe Felipe se encontraron el jueves una propuesta escenográfica contemporánea y el particular barroco de Purcell para “The Fairy Queen”. El resultado de esta coproducción del “Vox Luminis” y el Concertgebouw Brugge fue una propuesta con tintes minimalistas, que supo conducirnos por la obra a través de un sutil juego de luces y sombras. Todo ello gracias al buen hacer del director artístico Lionel Meunier y las sugerentes videografías de Mário Melo Costa.
La propuesta visual nos llevó del ajetreo de la ciudad a un hermoso bosque (casi mágico), escenarios que acompañan a los personajes a lo largo de todo el espectáculo y consiguen hacer al público partícipe de ese mundo de fábula de las hadas y criaturas míticas presentes en el libreto. La tensión entre lo viejo y lo nuevo no resultó de ninguna manera extraña, sino que se conjugaron los diferentes elementos en armonía para crear una atmósfera de ensueño, en sintonía con el “Sueño de una Noche de Verano” de Shakespeare en el que el libreto, libremente, se basa.
Ese bosque compuesto en el escenario fue el perfecto telón de fondo para el conjunto vocal “Vox Luminis”, que destacó por su precisión y sonoridad. La interpretación fue enérgica, especialmente en los números corales. Además, los solistas interpretaron de manera magistral y con gran precisión la partitura de Purcell y, gracias a la dramatización de la puesta en escena, ayudaron al público a mantenerse conectado durante las más de tres horas de representación. Las voces tuvieron como fiel compañera una agrupación instrumental que supo sostener con solidez y una gran compenetración. Los instrumentistas acompañaron diligentemente las voces, y con sencillez y tino supieron realizar con gran dinamismo una interpretación informada de la música del compositor barroco.
Además de la formidable actuación del conjunto belga, es de justicia destacar el trabajo de la actriz Silvia Bel, que actuó como narradora poniendo voz a la dramaturgia de Isaline Claeys que fue hilo conductor de la pieza y contribuyó a esos elementos de modernidad ya presentes en el vídeo. Todo favoreció para que fuera una velada sorprendente y mágica, que no dejó al público indiferente. La propuesta moderna que pudimos disfrutar anoche fue muestra de cómo la música barroca puede todavía sorprendernos y atraparnos.
