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antonio masip

Con vistas al Naranco

Antonio Masip

Bofill no construyó en Oviedo

El arquitecto, fallecido el pasado enero, tenía un proyecto para Llamaquique

Murió Ricardo Bofill, genio polémico de la Arquitectura. Una mañana de los ochenta vino a verme al Ayuntamiento, pretendía construir en el agujero de SEDES en Llamaquique. Reconozco, pasados tantos años, que sentí un punto de emoción pensando que semejante gran autor podía incorporarse a Oviedo como me ocurrió luego con Rafael Moneo, cuyo contrato absurdamente estropearon mis sucesores. Bofill aseguraba que convencería a Telefónica para derribar su pirulí, que pretendía incorporar al anteproyecto.

Estábamos, además, ante un reto ciudadano importante que para el buen ingeniero Luis Galguera bien merecía todo un mandato municipal. No obstante, se consideró sin posibilidades cuando le entregué las Bases del Concurso ya convocado y cuyo jurado buscaba, como ocurrió, presidiera el gran Sáenz de Oiza, al que me refiero en “Oviedo al fondo”. De Ricardo había visto por mi cuenta el barrio de Antigone en Montpellier y la muralla roja de Calpe, donde uno de sus comerciales trató en vano varias veces de convencernos a Paco Taboada y a mí “de que compráramos un apartamento a precio de ganga” que probablemente lo fuera. Pese a la evidente decepción de que no estaba yo dispuesto a adaptarle ad hoc el tal Concurso, me acompañó andando a la plaza de la Catedral, donde alabó el proyecto de Águila, 2 de José Benito Díaz Prieto, arquitecto del Ayuntamiento de Siero, que cuestionaban Joaquín Manzanares y otros arqueólogos y que después obtuvo con esa obra el Premio nacional de diseño de arquitectura en piedra. También tachó de absurdo, como yo pensaba, la idea de algún “saturninobermucista”, por el personaje clarineano, de tirar el edificio “montañés” de Enrique Bustelo de la misma actual plaza catedralicia con la delirante pretensión de ver mejor el Jardín de los Reyes Caudillos desde la esquina derecha de Camposagrado con Porlier.

Como no tuvimos acuerdo con el concurso de SEDES, Ricardo volvió a Barcelona en el vuelo de esa misma tarde. Ojalá propietarios y Ayuntamiento hubieran estado firmes con las enloquecidas pretensiones de Calatrava/Cagatrava.

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