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Carlos Fernández Llaneza

Rostros del periodismo asturiano

Sobre la exposición de fotografía de Luz Sol en el Centro Asturiano

Un principio de la profesión afirma que el periodista nunca debe protagonizar la noticia. Pero hay excepciones. Y una de ellas es la exposición que el pasado jueves se inauguró en el Centro Asturiano de Oviedo: “Rostros e historia del periodismo asturiano”, autoría de Luz Sol. Medio centenar de retratos de periodistas asturianos con una amplia y exitosa trayectoria.

No pisé muchas redacciones, pero siempre las imaginé como unos espacios envueltos en humo, con el ruido continuo de las máquinas de escribir, teléfonos en uso constante y mucha vocación. Una redacción se asemeja –o debería– a una especie de santuario. Porque la responsabilidad de un periodista no es menor. Decir que su deber es informar es decir casi nada. O decir mucho. Porque esa información ha de ser objetiva, buscando que los ciudadanos podamos tener las piezas suficientes para componer el complejo puzle de una opinión propia, veraz, fundada y objetiva. Informarnos tanto de aquello que necesitamos saber como de lo que, tal vez, no queramos conocer.

El periodista polaco y premio “Príncipe de Asturias” de Comunicación y Humanidades 2003, Ryszard Kapuscinski, decía: “El verdadero periodismo es intencional... Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro”. Por eso valoro y respeto tanto la profesión de periodista. Porque asumen una gran responsabilidad con la sociedad.

Los rostros que Luz ha inmortalizado para esta exposición responden a ese perfil de periodista. Acumulan muchos años de profesión. Forman una generación que, probablemente, será difícil que pueda repetirse. Su periodismo desempeñó un papel relevante en muchos momentos claves de nuestra historia, como ocurrió durante la transición a la democracia. Periodistas jóvenes que llegaron a las redacciones a finales de la década de 1960 y principios de los 70, dando relevo a una generación diferente. La nueva hornada de periodistas hizo su aportación a la sociedad española cambiante, contribuyendo a lograr mayores cuotas de libertad a través del desafío a la omnipresente censura y logrando cada día pequeñas e importantes conquistas. Para Miguel Ángel Aguilar, “Los periodistas, también, a su manera, dan fe de conocimiento, formulan juicios de cuya exactitud quedan fiadores. Entonces piensan ponerse a cubierto de responsabilidades declarándose meros notarios de la actualidad”. Los rostros y los nombres que Luz Sol ha reunido concitan –y así lo han demostrado– los valores que se deben exigir a un periodista: sintieron y sienten pasión y orgullo por su profesión. Comprendieron cuál era su objetivo para con la sociedad en la que han desarrollado su trabajo. Aman la verdad. Son críticos con los demás y consigo mismos. Son objetivos. E independientes. Muchos de ellos han sido testigos directos de la historia de nuestra ciudad. Día a día nos han ido contando u opinando de lo que acontecía en el diario discurrir ovetense contribuyendo a que, conocedores de la realidad, coadyuven a que forjemos nuestro propio criterio; no en vano, poder conocer la realidad de forma objetiva y ser capaces de construir nuestra propia opinión, es la base, nada más y nada menos, que de la libertad. Seamos libres.

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